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MEMBRIO: RELATOS AL ATARDECER-XXII....

RELATOS AL ATARDECER-XXII.
CERRO PILAN. Es una montaña, ubicada en Frías, Provincia de Ayabaca, Piura, Perú.
Existen muchas historias misteriosas con respecto al legendario cerro Pilan, lleno de enigmas y una de ellas es que no podamos aclarar aún uno de sus principales misterios: el origen de su nombre de Pilan.
Ha sido fuente inacabable de noticias concernientes al fenómeno OVNI; y es poseedor de muchas historias, leyendas y de un gran poder misterioso que se “siente” en aquella zona.
Ladrillos de oro. Este es uno de los más importantes hallazgos que tienen que ver con el Cerro Pilan, y puedo ser refrendado por los testigos del caserío de Franco, ubicado en el distrito de Morropón.
El testigo protagonista de este caso fue Teófilo Montalbán, el cual aproximadamente entre los años 1925 a 1930 se encontraba pastando un rebaño de cabras en las cercanías del Cerro Pilan. Al ingresar a una hoyada pudo percatarse que habían varios ladrillos de oro. A pesar del espectacular descubrimiento, Teófilo sintió miedo ante tal escena, pero con la ayuda de su hijo Serapio, empezó a llenar sus alforjas con cuanto oro podía cargar. Una vez que terminaron de llenar los ladrillos en las alforjas, Teófilo y el niño, iniciaron el retorno hacia el caserío de Franco, de donde eran naturales, pero a pesar del tiempo transcurrido y el continuo esfuerzo en encontrar la ruta, la cual conocían como la palma de su mano, no les fue posible encontrar el sendero que los conduzca a la zona de Franco. Si tomaban un camino por el cual seguir, luego de caminar un rato se sentían perdidos, y de repente se encontraban en el mismo lugar del hallazgo; esto causaba desesperación en Teófilo y en su hijo. Luego de tanto tratar de encontrar una ruta que los condujese al caserío de Franco, esto no era posible.
En un momento de gran desesperación y cansancio Teófilo llegó a la conclusión de que el origen de su problema eran los ladrillos de oro que habían extraído de aquella hoyada; es así que él decide regresar al mismo lugar donde los encontró y arrojar los ladrillos.
Luego de decidir “devolver” aquellos valiosos ladrillos, Serapio, cuenta como la mente de su padre se despejó, y por fin pudo encontrar la ruta correcta al caserío de Franco. Es así como los dos presentes pudieron llegar a su hogar. Serapio sostiene muy convencido que si su padre, un gran conocedor de los accesos y misterios del cerro Pilán, si no hubiera “devuelto” los ladrillos de oro, ellos jamás hubieran podido encontrar la ruta de regreso a Franco, y se habrían quedado eternamente atrapados en el cerro.