Ofertas de luz y gas

MEMBRIO: RELATOS AL ATARDECER-XXI....

RELATOS AL ATARDECER-XXI.
COTILLA. Persona murmuradora que se mete en lo que no le importa, debe su nombre a María Trinidad Cotilla, una madrileña más conocida como la "Tía Cotilla".
Cuando queremos referirnos a una persona cotilla enseguida pensamos en alguien amiga de los chismorreos. La cotilla es una especie de corsé o corpiño que se usaba por encima del blusón y que servía para ceñir la cintura de las mujeres que lo utilizaban allá por los siglos XVII y XVIII.
La mayoría de las fuentes apuntan a que esta prenda sirvió para dar el mote ‘Tía Cotilla’ a María Trinidad Cotilla, (aunque otras fuentes indican que ‘Cotilla’ le venía del apellido y no de la prenda), una mujer murmuradora y amiga de meterse en todo tipo de discusiones, que se hizo muy famosa tras la muerte de Fernando VII por su obsesivo e incondicional apoyo al absolutismo del aspirante al trono Carlos V.
La Tía Cotilla lideró una cruel banda de matones cuyo objetivo era atacar los intereses del régimen liberal de la Reina Isabel II. Varias fueron las penas a las que fue condenada (algunas de ellas a galeras) junto a sus compinches. Pero en 1835, su fanatismo la llevó a acabar con la vida de Francisco Rancera, tambor del Cuerpo de los Urbanos y con el que se ensañó de una manera violenta y despiadada.
Este crimen atroz hizo que un juez la condenara a muerte, siendo ajusticiada el 25 de agosto de 1838, cuando contaba con 64 años de edad.
Según las crónicas que se recogen de la época, definen a la Tía Cotilla como la mujer más inmoral, infame que había visto el sol y la declaraba indigna para vivir en sociedad.
TODOS SOMOS COTILLAS. Quizá sea una afirmación demasiado tajante, pero es cierto que está en nuestro sino ser curiosos y tener interés por los asuntos que van más allá de nuestras vidas. Pero, ¿por qué lo somos?.«El cotilleo ha existido desde que el hombre vivía en grupo en las tribus primitivas». Motivos que nos hacen ser cotillas. En este sentido, establece dos rasgos: el de ser «fisgones» y el del «chismorreo». «En lo que a ser fisgones se refiere, cotilleamos porque la intimidad y vida de los demás nos interesa, satisface nuestra curiosidad. Hay una especie de atracción fatal a conocer la intimidad de los otros, cómo les va la vida, qué hacen, qué piensan, por dónde se mueven, etc. Nos gusta estar informados porque nos alivia saber que a otros les ocurre como a nosotros». Por el contrario, si se hace «con ánimo destructivo, para sembrar cizaña o rumores malintencionados» es, obviamente, algo negativo. «Es negativo cuando se hace de modo insano, cuando es criticar por criticar, cuando se transforma en morbo, cuando a alguien no le cae bien una persona y a sus espaldas resalta sólo sus cualidades negativas, las tenga o no».