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MEMBRIO: “UN PUEBLO QUE NUNCA SE OLVIDA: Recordando”. 28. III...

“UN PUEBLO QUE NUNCA SE OLVIDA: Recordando”. 28. III Parte.

SE acabaron las tertulias sentados alrededor de la mesa mirándonos frente a frente. Los relatos del abuelo contándote de lo que le había pasado cuando fuera joven y lo valiente que había sido. A las abuelas y mujeres era más difícil de seguirlas en la conversación, porque enlazaban unos temas con otros con asombrosa versatilidad oyendo pero no escuchándose entre ellas. Se acabó de irse a la cama temprano… como las gallinas se decía: unas veces porque se apagaba la luz debido el temporal… otras porque la luz del candil disminuía lentamente por falta de aceite. Te asomaba al postigo y veía a gente que transitaba con lamparillas encendidas. Ahí va el “tío Camastro” que viene del “tinao”. Lo que trabajará ese hombre se lamentaba mi tía, que todas las noches iba a darnos una vuelta. Ayer lo vi yendo con una yunta y un arado, diciéndome que iba a labrar “Los Carriles” y llevaba detrás una “patulea” de muchachos a poner “las perchas” para los pájaros. Mi madre a lo suyo, porque mi hermana la mostrenca no había querido subir al “doblao” a buscar los garbanzos para el puchero de todos los días ¿Y porque no vas tú… fresco? Porque yo he estado todo el día con el ganado… porque hagas algo, no te pasa nada. ¡Callaros…!, saltaba la madre conciliadora. Voy yo y punto en paz… cogía escalera arriba.

Todo el mundo se habrá dado cuenta que estamos hablando de LA TELEVISÍÓN. La novedad más novedosa que entró a principio de los sesentas a nuestros hogares… bueno, eso que a nuestros hogares… había que verlo. Las tres primeras televisiones fueron: en el Bar del tío José Torino, en el Salón de Abajo y la de D. Jacinto el cura en la calle Parras. Hay que precisar la calle porque los curas, no siempre han vivido en esa misma casa: han vivido en la calle El Cura, Calle El Coso, Calle Nueva… de la calle Nueva se fue a enterrar el párroco D. Agustín Fresnedoso a nuestro cementerio. D. Agustín: en Paz esté. D. Jacinto sacaba la televisión hasta el umbral de la puerta, para que todos jueves viésemos “La Gran Oportunidad”, la novillada televisada desde la madrileña plaza de “Vista Alegre”. Despertaba pasiones “El Platanito”, era tan así que nos levantábamos de los canchos de enfrente. Los canchos era muy común en nuestras calles, había cancho en todas la partes: sin ir más lejos, frente a la puerta de la iglesia donde había un “hoyo ” desde tiempo inmemorial con sus pozas para jugar al “piqueo” aquél juego tan peculiar, que dio tan grandes y buenos jugadores. ¿Qué que era el “piqueo…? Eso lo contamos el próximo día y si alguien lo cuenta ¡mucho mejor! Trabajo que nos quita. SALUDOS.