“UN PUEBLO QUE NUNCA SE OLVIDA” 02. III Parte.
Tanto se habla aquí de amistad, de diálogo “patatí… patatá”, que nos ha movido a escribir sobre estos principios cuyo fin es la participación de la que tanto se habla y más estos días, como de la solidaridad que nos debe embargar. Todo está muy bien; pero hay que tener en cuenta una cosa… que debemos ser consecuente; porque al final… todo se paga. Mire sino a ese muchachito mallorquín nos parece que es, da igual… podía ser de Membrío, ¡ojala que de aquí saliese buenos futbolistas, artistas… bueno de todo, buenos políticos por supuesto también!, que le ha durado tan solo un día su fichaje para los juveniles del F. C. Barcelona, por decir en las redes sociales “contrariedades” hace tiempo y el pobre no sabía que aquí nada se borra: para bien o para mal. A nosotros también nos la podían echar en cara: no vale ahora si y antes no… que la vida no es una tómbola aunque algunas veces así nos lo parezca. “ A engañar a tu madre o a otra parte”, dicen o decían los más auténticos, que siempre hemos sentido debilidad por ellos.
Pero nosotros hemos irrumpido aquí queriendo hablar de las necesidad que sintieron nuestros antepasados relativamente cercano… no hace ni siquiera 100 años; por lo tanto a algunos lo hemos conocidos o por lo menos nos suenan. Veamos: D. Martín Marroyo, D. Ángel Garcia, D. Juan Cilleros. D. Carlos Cava, D. Severiano Valencia, D. Santiago Marroyo, D. Fernando Torinos, y D. Leocadio Medrano, ¡que sí te suena… D. Leocadio era el Secretario del Ayuntamiento! Bueno, pues estas buena gente se reunieron el 28 de Agosto de 1908 para crear la sociedad de recreo denominada “La Amistad”, que en su artículo 2º dice textualmente: “Tiene por objeto esta sociedad FOMENTAR LAS RELACIONES DE AMISTAD y estimación entre los asociados, procurándose mutua solaz y distracción por medio de lícitos recreos a cuyos fines se instalarán con preferencias, salones de lecturas y conversación”. Está todo inventado. SALUDOS.
Tanto se habla aquí de amistad, de diálogo “patatí… patatá”, que nos ha movido a escribir sobre estos principios cuyo fin es la participación de la que tanto se habla y más estos días, como de la solidaridad que nos debe embargar. Todo está muy bien; pero hay que tener en cuenta una cosa… que debemos ser consecuente; porque al final… todo se paga. Mire sino a ese muchachito mallorquín nos parece que es, da igual… podía ser de Membrío, ¡ojala que de aquí saliese buenos futbolistas, artistas… bueno de todo, buenos políticos por supuesto también!, que le ha durado tan solo un día su fichaje para los juveniles del F. C. Barcelona, por decir en las redes sociales “contrariedades” hace tiempo y el pobre no sabía que aquí nada se borra: para bien o para mal. A nosotros también nos la podían echar en cara: no vale ahora si y antes no… que la vida no es una tómbola aunque algunas veces así nos lo parezca. “ A engañar a tu madre o a otra parte”, dicen o decían los más auténticos, que siempre hemos sentido debilidad por ellos.
Pero nosotros hemos irrumpido aquí queriendo hablar de las necesidad que sintieron nuestros antepasados relativamente cercano… no hace ni siquiera 100 años; por lo tanto a algunos lo hemos conocidos o por lo menos nos suenan. Veamos: D. Martín Marroyo, D. Ángel Garcia, D. Juan Cilleros. D. Carlos Cava, D. Severiano Valencia, D. Santiago Marroyo, D. Fernando Torinos, y D. Leocadio Medrano, ¡que sí te suena… D. Leocadio era el Secretario del Ayuntamiento! Bueno, pues estas buena gente se reunieron el 28 de Agosto de 1908 para crear la sociedad de recreo denominada “La Amistad”, que en su artículo 2º dice textualmente: “Tiene por objeto esta sociedad FOMENTAR LAS RELACIONES DE AMISTAD y estimación entre los asociados, procurándose mutua solaz y distracción por medio de lícitos recreos a cuyos fines se instalarán con preferencias, salones de lecturas y conversación”. Está todo inventado. SALUDOS.
