Flor este Romance lo aprendí en mi casa, de mi padre, mi madre, y después mi hermano Vísperas. No sé porqué me gustan tanto las canciones antiguas, el folclore, los romances. Pero éste romance y las personas a las que se lo oí, tienen mucho que ver en ello.
ROMANCE DE CLARA.
Un Domingo de mañana, yendo a misa con mi padre
y en el portal de la iglesia vi una mujer como un ángel.
Mientras que duró la misa yo no estuve atento a nada,
pero no quité los ojos de aquella linda rapaza.
Y al subir las escaleras yo le dije si me amaba
y ella pronto me contesta: caballero soy casada.
A mi marido del alma no puedo faltarle en nada,
yo triste y desconsolado me marché para mi casa.
Ya se terminó la misa, ya se terminó el sermón
ya se va para su casa prenda de mi corazón.
Y a la orillita del rio un jilguerillo cantaba
y en su canto me decía que pretendo a una casada.
Canta jilguerillo canta que tu cantar me consuela
que pretendo a una casada y no puedo convencerla.
Y el jilguero me contesta: tú trátala con cariño
que el amor de una casada, pronto ablanda su dominio.
Yo la traté con cariño como el jilguero decía
y al cabo de poco tiempo tuve lo que yo quería.
Clara soy Clara me llamo, siendo clara me enturbié,
por eso no diga nadie, de este agua no he de beber.
De este agua no he de beber, de este agua no beberé,
ni por muy clara que vaya, ni por muy turbia que esté.
Un beso Flor de Nora.
ROMANCE DE CLARA.
Un Domingo de mañana, yendo a misa con mi padre
y en el portal de la iglesia vi una mujer como un ángel.
Mientras que duró la misa yo no estuve atento a nada,
pero no quité los ojos de aquella linda rapaza.
Y al subir las escaleras yo le dije si me amaba
y ella pronto me contesta: caballero soy casada.
A mi marido del alma no puedo faltarle en nada,
yo triste y desconsolado me marché para mi casa.
Ya se terminó la misa, ya se terminó el sermón
ya se va para su casa prenda de mi corazón.
Y a la orillita del rio un jilguerillo cantaba
y en su canto me decía que pretendo a una casada.
Canta jilguerillo canta que tu cantar me consuela
que pretendo a una casada y no puedo convencerla.
Y el jilguero me contesta: tú trátala con cariño
que el amor de una casada, pronto ablanda su dominio.
Yo la traté con cariño como el jilguero decía
y al cabo de poco tiempo tuve lo que yo quería.
Clara soy Clara me llamo, siendo clara me enturbié,
por eso no diga nadie, de este agua no he de beber.
De este agua no he de beber, de este agua no beberé,
ni por muy clara que vaya, ni por muy turbia que esté.
Un beso Flor de Nora.
