Quiero agradecer a aquellas personas del foro que, por mi cumple, tuvieron la desfachatez de acordarse de mí, y propinarme parabienes de los que, de ningún modo, soy merecedor; a pesar de que me han hecho un día más viejo de que lo que realmente soy; ¡naranjas de la China!: nací un día, 23 de febrero de 1958, martes de carnavá, a las 12,00 horas, y había un matiné como un jará en el salón de abajo, y se exclamaba: ¡otro muchacho! ¡y van cuatro!; pero, si todavía no lo creéis, os informo que, un mismo día coincidieron conmigo otros hechos relevantes para la historia de este país: día del golpe de estado y día de mi licencia de la “mili” (cazadores de montaña, “Barcelona 63”, en Lérida). Dicho esto: no soy culpable de ninguno de los hechos que se produjeron en determinada fecha; y, por tanto, la intención deliberada de algunos y algunas de hacerme un día más viejo no es una cuestión baladí para mí, si tenemos en cuenta que soy un teórico“darwinista” –por aquello de la selección natural-. Que nuestra querida Coral, sin el empleo de giros lingüísticos, por la tremenda, trate de seducirme deseándome cosas que nunca pedí, o que me coloque como paradigma de los “merecedores”; que nuestro querido Rivero, me desee la vida eterna; que mi querida Carni, cuando barrunta el carnavá, haga de mi guitarra el delirio de los dioses, o que el amigo Valdío, aún teniendo el morro de desearme solamente un día de felicidad, se comprometa a ver cumplir mis años -cuando el es más viejo que yo-, no significa que vayan a obtener la misericordia del que escribe; eso sí, tendrán el don divino de la oportunidad, ¡que ya es bastante!.
Un fuerte abrazo.
Un fuerte abrazo.
