Es cierto Tasio que D. FRANCISCO nos deja huérfanos, se le echará de menos.
De los muchos escritos que nos dedicó D. Francisco, hay uno que especialmente me emocionó, cuando nos enseñó a vivir como las flores; capaces de extraer del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
¡Cuántas semillas no germinan! ¡cuántas semillas no florecen! otras apenas crecen; otras no las dejamos crecer; pero siempre hay algunas que se mantienen en la flor de la vida, inmunes a la muerte; viviendo la vida entera y perfumando en cada instante la nuestra; entregándonos en cada momento lo vivido, al igual que el viento esparce los pétalos floridos
D. FRANCISCO, si aprendí a vivir como las flores, he de empezar a practicar, y sólo espero no defraudarte.
De los muchos escritos que nos dedicó D. Francisco, hay uno que especialmente me emocionó, cuando nos enseñó a vivir como las flores; capaces de extraer del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
¡Cuántas semillas no germinan! ¡cuántas semillas no florecen! otras apenas crecen; otras no las dejamos crecer; pero siempre hay algunas que se mantienen en la flor de la vida, inmunes a la muerte; viviendo la vida entera y perfumando en cada instante la nuestra; entregándonos en cada momento lo vivido, al igual que el viento esparce los pétalos floridos
D. FRANCISCO, si aprendí a vivir como las flores, he de empezar a practicar, y sólo espero no defraudarte.
