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MEMBRIO: CURIOSIDADES DE GILA. HUMOR DURO....

CURIOSIDADES DE GILA. HUMOR DURO.

En 1945 terminaba otra guerra bastante seria en Europa y Gila entró a trabajar como viñetista en La Codorniz. Álvaro de Laiglesia, el redactor jefe, rechazó en principio varios dibujos, pero cuando Gila consiguió entrar con mediación de Miguel Mihura y gracias a una viñeta con un soldado que se presenta ante su oficial con la cabeza del caballo en la mano y dice “Capitán, se me ha roto el caballo”, volvió a entregar las viñetas rechazadas a de Laiglesia. La Codorniz las publicó, despertando excepcionalmente más risa en Gila que en el público. Con el tiempo, acabaría publicando algunas de sus mejores viñetas en El Periódico de Catalunya, donde colaboró durante años.

Pero el inicio del humorista Gila se remonta a mucho antes. Como ocurrió con los Hermanos Marx, nuestro humorista descubrió de niño que quería dedicarse a la comedia. Provocando la risa de sus hermanos y compañeros de clase encontró su profesión.

Su humor infantil tendría que depurarse bastante. Si de mayor incendiaba de carcajadas un auditorio entero con su papel de gañán que explica las bromas del pueblo (“me han matao al hijo, pero lo que me he reído...”), de pequeño se divertía untando de mierda el picaporte de un vecino.

El adulto desecharía la escatología en su camino para hacer un humor nuevo y distinto. Dijo en una entrevista: “Yo me divertí mucho de niño colgando a un cura un cartel en la espalda en que ponía Peligro de pedo, pero me extraña que humoristas adultos sigan empleando esos trucos”.

Su deseo de ser diferente llegaría a ser una obsesión. A Gila nada le enfurecía más que un plagio, incluso si venía disfrazado de “homenaje o inspiración”. Célebre en su época fue su pelea con Guillermo Cifré, que copió viñetas de Gila. Como castigo, recibió de don Miguel lindezas como éstas: “El dibujante Cifré lleva una sección en Pulgarcito, que titula El humor visto por Cifré, y yo titularía El plagio hecho por Cifré. Pienso llevarlo a la cárcel escribiendo a La Codorniz. ¡Verás qué pronto ingresa en La cárcel de papel!”.

Y es que su secreto implagiable, reflexionan Ortega y Lobato (no son un dúo cómico sino, recordamos, los autores del libro), fue hacer creíble la locura. Rescatan una confesión que le hizo Gila a Luis del Olmo: “A mí me gusta que lo que cuento pueda ocurrir en la realidad”. Del Olmo preguntó: “Pero nacer solo, ¿eso puede ocurrir?”. Y Gila mostró su secreto: “Las excepciones son necesarias para dar cierta credibilidad al absurdo, pero solo son eficaces en pequeñas dosis”.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola Tasio y señora.

Como no ando por aquí, no se mucho de vosotros, pero hablamos Amarba y yo del tiempo tan bueno que tenemos para los paseos y echamos en falta a la "canaria"

Ya se va acercando. Un abrazo para los dos
Hoy que adelante, los deberes de leer, me encuentro, con mas deberes, pues va a ser que no, seran para otro ratino....
Andamos casi a escondidas por aqui. El humor de Gila como muchos que vivieron la guerra civil, afirman que casi fue peor la postguerra. Ponerle humor a esa parte de la vida como Migel Gila de manera inconfundible.
Y para colmo ahora parecemos un personnaje suyo, andamos en mision para el ministerio del interior.