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MEMBRIO: ¡Bendito mil veces...

¡Bendito mil veces
el humilde rincón europeo!
Festivales de ramos y danzas
que dirigen los tamborileros,
Romerías de Pascua, San Marcos,
Jueves Merenderos,
Cordones y Ofrendas
antiguallas de nuestros abuelos!,
mogigangas de la vaca prima,
novilladas del típico encierro,
que semeja el asalto de un fuerte
que se toma con bárbaro estruendo;
ruidosas y alegres
corridas del pueblo,
donde tiende Genaro la manta
en la cara del toro cuatreño
con la misma guapeza y estilo
que los mas afamados toreros.
Yo no quiero empañar la pureza
de nuestro recuerdo.
Yo no cambio la plata argentina
que embolsa el logrero,
ni el oro a millones
que ofrece el comercio,
ni coronas de joyas artísticas,
ni ricos trofeos,
homenajes, jardines, estatuas,
ni el confort de palacios espléndidos
que pisan los ricos
por la Ermita del Humilladero,
sombreada de verdes parrales,
rodeada de prados y huertos,
arrullada por la algarabía
de finos gorgeos
con que ensalzan y aclaman por Reina
a la Virgen de Caballeros
los pardales grises
y los tordos negros.
La Ermita aldeana
que culmina en la altura del cerro,
donde rezo una salve a la Virgen
que me llena de paz, de consuelo,
y al posar en la imagen bendita
la mirada, responde aquí dentro
una voz poderosa, que dulce,
sin palabras me dice, que tengo
mi destino fugaz en la tierra,
mi morada eternal en el cielo.