Las Leyes de Indias fueron de inspiración isabelina y tuvieron como fin supremo la libertad y dignidad del indígena. La Reina ordenaba ya en 1503 al gobernador Nicolás Ovando propiciar los matrimonios mixtos, «que son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la corona española». Como consecuencia directa de estos matrimonios mixtos, los cargos en la administración indiana debían tener preferencia para los criollos, hijos de españoles y americanos.