Buenos días, he elegido al padre Damian, beato Damián de Veuster, por nostalgia, era muy querido por mi padre, y eso me ha emocionado.
Saludos
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BEATO DAMIÁN DE VEUSTER.
Presbítero de los Sagrados Corazones, Apóstol de los leprosos, (1840-1889).
por fray Frank DUMOIS RUIZ, OFM
ENTRE LOS INNUMERABLES HÉROES DE LA CARIDAD CRISTIANA, como san Vicente de Paúl, san Camilo de Lelis y san Juan de Dios, hay que colocar al beato Damián de Veuster.
Presbítero de los Sagrados Corazones, Apóstol de los leprosos, (1840-1889).
por fray Frank DUMOIS RUIZ, OFM
ENTRE LOS INNUMERABLES HÉROES DE LA CARIDAD CRISTIANA, como san Vicente de Paúl, san Camilo de Lelis y san Juan de Dios, hay que colocar al beato Damián de Veuster.
Cuando se difundió la noticia de su muerte en 1889, el Times (Londres) escribió: “Este sacerdote católico llegó a ser un amigo para toda la humanidad”.
El padre Damián nació en Bélgica en 1840. En su infancia gozaba haciendo obras manuales: casitas como las de los misioneros en las selvas. Ya en su interior bullía el deseo de ir un día a tierras lejanas como misionero.
Un día, cuando apenas tenía ocho años, decidió, sin decírselo a sus padres, irse con su hermanita a vivir como ermitaño en un bosque solitario para dedicarse a la oración. Al darse cuenta la familia de su desaparición hubo consternación general.
Afortunadamente unos campesinos los encontraron y los devolvieron a casa. La madre, mujer piadosa, vio en la aventura un presagio del futuro del niño.
El padre Damián nació en Bélgica en 1840. En su infancia gozaba haciendo obras manuales: casitas como las de los misioneros en las selvas. Ya en su interior bullía el deseo de ir un día a tierras lejanas como misionero.
Un día, cuando apenas tenía ocho años, decidió, sin decírselo a sus padres, irse con su hermanita a vivir como ermitaño en un bosque solitario para dedicarse a la oración. Al darse cuenta la familia de su desaparición hubo consternación general.
Afortunadamente unos campesinos los encontraron y los devolvieron a casa. La madre, mujer piadosa, vio en la aventura un presagio del futuro del niño.
Siendo joven lo arrolló una carroza y se levantó sin ninguna herida. El médico que lo atendió exclamó proféticamente: “Este muchacho tiene energías para emprender trabajos muy grandes”. De familia pobre, Damián tuvo que trabajar muy duro en el campo para ayudar a sus padres. Esto le dio una gran fortaleza y lo hizo práctico en labores de construcción, de albañilería y de cultivo de tierras, las que le serían sumamente útiles en su futuro como misionero.