En la finca Casablanca en el terreno municipal de Oliva de Plasencia, al lado de las ruinas romanas de Cáparra nos encontramos con Enrrique. Mientras charlo con él y paseamos por sus 400 hectáreas, me cuenta como las grullas llegan como todos los inviernos a alimentarse en su finca. Sorprende la salud de su arbolado, sin las fatigas de la “seca” y el aspecto de sobreexplotación de muchas fincas de Extremadura. Sus vacas avileñas pastan en extensivo, hay renovación vegetal, las aves acompañan nuestro paseo, todo nos indica que estamos ante una gestión eficaz y realista del medio natural.
Estamos en un ecosistema de dehesa con encinas y alcornoques, hay algún bosquecito de alcornoques, es un terreno ácido, granítico, arenoso. De las 400 hectáreas de la explotación hay unas trescientas setenta arboladas, con una media de 40 pies por hectárea y hay otras hectáreas con menos población de árboles, que aprovechamos para recoger la siega y heno para las vacas de la explotación.
Me comenta que cosecha, porque aquí en las épocas de otoño e invierno no hay comida suficiente para el ganado, entonces hay que suplementar con productos de la propia explotación.
Esta zona es muy rica en biodiversidad. Especialmente en aves, en insectos y en pájaros insectívoros. Hay una biodiversidad muy grande, tienen grullas, rapaces y pájaros insectívoros entre otros.
Sus vacas son ecológicas, las vacas no se encierran, no se tocan, no se guardan. Están en extensivo y el único manejo que hacemos es controlar un poco las parideras pero no con inseminación artificial, sino retirando el toro cuando no queremos que se cubran las vacas o cuando no queremos terneros en determinada época. Nos adaptamos al medio tanto en razas, utilizamos razas autóctonas precisamente porque están mejor adaptadas al medio, a los cambios estacionales que se producen en el norte de Extremadura que son fuertes, mejor adaptadas para la sanidad, como para aprovechar los recursos de la explotación.
Al final del paseo observo la inmensa dehesa dede el porche de su casa de campo
consigo ver alguna que otra vaca avileña, con su ternero, aqui se respira progreso ecologico, y se huele a naturaleza.
SALUDOS... FALCO
Estamos en un ecosistema de dehesa con encinas y alcornoques, hay algún bosquecito de alcornoques, es un terreno ácido, granítico, arenoso. De las 400 hectáreas de la explotación hay unas trescientas setenta arboladas, con una media de 40 pies por hectárea y hay otras hectáreas con menos población de árboles, que aprovechamos para recoger la siega y heno para las vacas de la explotación.
Me comenta que cosecha, porque aquí en las épocas de otoño e invierno no hay comida suficiente para el ganado, entonces hay que suplementar con productos de la propia explotación.
Esta zona es muy rica en biodiversidad. Especialmente en aves, en insectos y en pájaros insectívoros. Hay una biodiversidad muy grande, tienen grullas, rapaces y pájaros insectívoros entre otros.
Sus vacas son ecológicas, las vacas no se encierran, no se tocan, no se guardan. Están en extensivo y el único manejo que hacemos es controlar un poco las parideras pero no con inseminación artificial, sino retirando el toro cuando no queremos que se cubran las vacas o cuando no queremos terneros en determinada época. Nos adaptamos al medio tanto en razas, utilizamos razas autóctonas precisamente porque están mejor adaptadas al medio, a los cambios estacionales que se producen en el norte de Extremadura que son fuertes, mejor adaptadas para la sanidad, como para aprovechar los recursos de la explotación.
Al final del paseo observo la inmensa dehesa dede el porche de su casa de campo
consigo ver alguna que otra vaca avileña, con su ternero, aqui se respira progreso ecologico, y se huele a naturaleza.
SALUDOS... FALCO