Compramos energía a futuro

MEMBRIO: En Abril, r...

En Abril, r
ózanse y mana vida. Besa la nube la dura cumbre y se escapa agua. Acaricia el tibio sol la hierba y ésta respinga con un escalofrío de calor que le hace crecer un palmo. Vibran las siringes de las aves y ya la nueva pollada clama en el nido. Lame el arroyo sus orillas y cascadas de flores penden a los ápices del soto. Todo abril es un abrazo suave que despierta lluvias, amores, apetitos, regeneración, conciertos y futuros. Pero no como los nuestros de eternos apetitos insaciables.
La competencia a tanto amarillo llega de la mano del blanco: hay una monumental erección de flores de este color en los extremos de gamones o asfódelos, cicutas de manantial, espinos y majuelos; también de ciertos árboles domesticados como el membrillo, el guindo de las montañas y algunos tréboles. Linos, peonías y malvas complican la gama cromática. A tan vastos, bellos y además gratuitos supermercados acude en masa y en desorden la interminable nación de los libadores, polinívoros, nectarívoros, petalóvoros... Decenas de insectos veremos a menudo en cada mata.
Tumultuosas razzias que mil zumbidos diferentes anuncian, si bien mirado es otra caricia con que la vida de lo verde obsequia a la vida animal.
Tan incansables como inclasificables son las variedades de abejas, avispas, abejorros, mariposas, moscas, mos­quitos, escarabajos, que transitan la floración abrileña

"-La meta es llegar a ser lo que somos: Naturaleza"-