3 meses GRATIS

MEMBRIO: En la antigüedad, según se dice, la vejez tenía mucho...

En la antigüedad, según se dice, la vejez tenía mucho que ver con la sabiduría; de hecho, se creía que estaban indefectiblemente unidas. Es más, una nacía de la otra. Hoy en día, sin embargo- salvedad hecha de la cultura “amarilla”- denostamos a los sabios; es decir, a los ancianos. Yo, sin embargo, prefiero escuchar a los más viejos- quizás, egoístamente, por si llego- aunque estén “idos” (Ir es mucho ir; volver, nadie vuelve)
El egoísmo materialista nos lleva a no entender nada. No entendemos, tan siquiera, al estoico que dijo saber que su hijo nació mortal. No nos fijamos en nada, cuando la naturaleza nos dio todo los sentidos para fijarnos; y, sin embargo, cuando queremos fijarnos, ya no tenemos todos los sentidos. Matraca final: cuando debimos leer a Cicerón, nos dedicamos a observar las estrellas; ahora que queremos observar las estrellas, se han ido. Por tanto, leemos a Cicerón a la luz del candil. Nos damos cuenta- mejor dicho, me doy- que hablé cuando debí escuchar y viceversa. Y, ahora, sin marcha atrás, cuento que tengo doble sentido para una cosa que para la otra.
Yo creí que eras varón. Pero, observo que el anciano te nombra “mujer”. Considerando que el anciano es un sabio, debe de tener razón. Por tanto, disculpa si te dije “amigo”. Ahora te diré, amiga. Al fin y al cabo, no deja de ser lo mismo. Y, aunque reconozco que las mujeres me han dado muchos disgustos- por mi culpa, lógicamente- no dejo de reconocer que las satisfacciones los han cuadruplicado. Saludos cordiales. PC