Coguta, coguta, coguta. Yo iba a parral cuando huía de mi mismo. Siempre allí, como dije tiempos atrás, encontraba la paz en ese inmenso océano de amor que era mi tío Ángel. Pero volvía siempre a la tétrica luz de las viejas farolas. Mi hermano, el que me sigue, sí pasó allí su infancia y parte de la adolescencia. No te quepa duda de que soy un Caballero al cuadrado; y, como es obvio, el apellido me obligó siempre a hacerle el honor. Lo de buscar nidos; sí, como todos. Pero, siempre me busqué a mi mismo, que por cierto soy un buen pájaro. Me gusta mucha tu narrativa, tu forma de relatar lo vivido, tu manejo del espacio. Te leo con gusto. Lo de las aceitunas…no sé qué decirte. Me desarmas. Si haces eso conmigo, te prometo no olvidarte nunca, aunque nunca te conozca. PC