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MEMBRIO: Te estoy leyendo, como casi siempre, con interés. No...

Te estoy leyendo, como casi siempre, con interés. No voy a entrar, obviamente, en cuestiones de cualquier índole que supongan un determinado posicionamiento político respecto a temas en los que se supone- debido a mi profesión- debo de ser neutral. Por lo menos, públicamente. Sí, se debería recordar que, si bien todos tenemos derecho a la libertad de pensamiento (hoy y en tiempos de Nerón) no así a la libertad de expresarlos. Me refiero a ciertos colectivos que, efectivamente, renuncian voluntariamente a tal derecho fundamental, seguramente con el fin de preservar que el resto pueda hacer uso de él.
Dicho lo cual, y dejando al margen la referencia tácita que haces a la Declaración Universal de los Derechos Humanos (recogido por todas las Constituciones democráticas) Sí, te voy a decir algo respecto a la libertad de prensa de las famosas Cortes de Cádiz, que se reunieron en la entonces llamada Isla de León (Hoy, San Fernando) Escribo de memoria, pero de justicia es recordar al hombre que se encargó, frente a los diputados absolutistas, precisamente, de la defensa a ultranza de tal ponencia, y que pronunció los discursos más emocionantes, efusivos y cargados de sentido común, que se oyeron en aquél lugar. Seguramente, amigo Pisaera, esto no lo han dicho los periódicos. A lo mejor, porque era Extremeño, o porque era sacerdote; tal vez porque fuese de Cabeza del Buey, o quién sabe si porque se llamaba Diego Muñoz-Torrero y Ramírez Moyano. Su síntesis fue dicha en esta frase, que quizás debería permanecer incólume en la memoria de los papanatas de la libertad: “LA CESURA PREVIA, ES EL ÚLTIMO ASIDERO DE LA TIRANÍA”… murió, previamente torturado, vilmente asesinado por los absolutistas portugueses allá por 1829. Este hombre, sí vivió y murió por la libertad. Un abrazo, amigo, y nos vemos. PC