Todo lo que ocurra, que esté en la ley…DURA LEX SED LEX. Y si ocurre, y está en la Ley, son los que hacen las leyes los que quieren que ocurra. Si no quisiesen que ocurriese, es obvio que así lo dirían en la Ley. Cuando una ley no nos gusta, la recurrimos o procuramos- a través de los procedimientos legales establecidos- que se cambie. Mientras sea ley, siempre que no sea contraria a la suprema, obedézcase. Si es contraria a la suprema, que lo diga el Tribunal correspondiente. Si éste, no lo dice, o lo dice mal…el asunto está jodido porque se subvierte el orden. Dicho lo cual, y, aunque, moralmente, a algunos les pueda parecer no correcto, los pactos contra ley- o en desarrollo de la ley- sirven, como dijera Maquiavelo, para respetarlos o para romperlos. Dicho lo cual. Si en la ley electoral se contemplase que los escaños- al ser listas cerradas, así parece ser- fuesen del partido y no del individuo, éste una vez causada la baja en el partido, gracias al cual obtuvo el escaño, debería ponerlo a disposición del partido. Y, éste, el partido, dueño del escaño, obviamente, lo cedería a aquél afiliado que considerase oportuno. Pero esto no es así. Es, como es, y, por tanto, pasa lo que pasa. Que nadie se queje, porque si no se ha cambiado es que no ha interesado. Por tanto, como dijera Platón: “Odiamos la injusticia, no por miedo a cometerla, sino por temor a que la cometan contra nosotros”. Por eso, los sabios son sabios. Que haya suerte, y que sea lo mejor para mi pueblo, nuestro pueblo. ¡He dicho! PC