A mi amiga Juani,
¡Cuánto dolor nos dejas! Nadie queríamos creernos que estabas tan mal. Siempre tuviste un sentido del humor que ni en los peores momentos has podido ocultar, por eso quizás no “te creíamos”…, ese no querer salir a la calle por tu parte nos traía de cabeza, no llegábamos a entender por qué, ahora ya sí.
Muchos recuerdos de juventud, muchas risas compartidas (era imposible no tenerlas contigo) y ahora, ya de más mayores, mucho de qué hablar: de nuestros hijos y sus anécdotas (tienen edades muy parecidas) y de tantos recuerdos de nuestra mocedad de los que echar mano.
Nuestros hijos seguro que seguirán compartiendo muchos ratos como nosotras lo hicimos. La vida continúa y los tuyos tomarán el relevo de la mano de su padre, con el valiente y querido recuerdo que siempre tendrán de ti.
Un abrazo grande, grande para que te llegue allá donde estés. Hasta siempre.
¡Cuánto dolor nos dejas! Nadie queríamos creernos que estabas tan mal. Siempre tuviste un sentido del humor que ni en los peores momentos has podido ocultar, por eso quizás no “te creíamos”…, ese no querer salir a la calle por tu parte nos traía de cabeza, no llegábamos a entender por qué, ahora ya sí.
Muchos recuerdos de juventud, muchas risas compartidas (era imposible no tenerlas contigo) y ahora, ya de más mayores, mucho de qué hablar: de nuestros hijos y sus anécdotas (tienen edades muy parecidas) y de tantos recuerdos de nuestra mocedad de los que echar mano.
Nuestros hijos seguro que seguirán compartiendo muchos ratos como nosotras lo hicimos. La vida continúa y los tuyos tomarán el relevo de la mano de su padre, con el valiente y querido recuerdo que siempre tendrán de ti.
Un abrazo grande, grande para que te llegue allá donde estés. Hasta siempre.
