Queridos amigos, PISAERA M. I. M, BODES. No pongáis ese corrector, que, seguro, desconocerá el membrillero y joderá la marrana. Al igual que la improvisación no conoce el hielo, ¿Te acuerdas, Pisaera?, los sentimiento no tienen NPI, de ortografía. Si tenéis intención de escribir algún libro, pues ya habrá alguien que os haga de negro. Ahora creo que se celebra el centenario del nacimiento de Miguel Hernández. Este hombre cuidaba cabras y esas cosas; lo enseñó a leer y escribir, prácticamente, un tal Ramón Sijé. Lo enseñó, porque había visto en él a un poeta; es decir, ya era poeta M. H., antes de leer. Posteriormente, M. H., se vino a Madrid y se “ajuntó” con Neruda y CIA. Debido a cuestiones “Político/ ideológicas”, su amistad con Ramón Sijé, se deterioró. Cuando Murió Ramón Sijé, M. H., sintió una enorme tristeza, no exenta de cierto remordimiento. Escribió su famosa elegía a quien fue su amigo y mentor:“ Yo quiero ser llorando el hortelano / de la tierra que ocupas y estercolas, /compañero del alma, tan temprano. / Alimentando lluvias, caracoles /Y órganos mi dolor sin instrumento, /
a las desalentadas amapolas /daré tu corazón por alimento. /Tanto dolor se agrupa en mi costado, /que por doler me duele hasta el aliento...” Saludos. PC
a las desalentadas amapolas /daré tu corazón por alimento. /Tanto dolor se agrupa en mi costado, /que por doler me duele hasta el aliento...” Saludos. PC