3 meses GRATIS

MEMBRIO: Reitero buenos días. ¿Dónde tas metio, Junquito, bonita?...

Reitero buenos días. ¿Dónde tas metio, Junquito, bonita? Os voy a contar un rollo para que, si os apetece, paséis un ratito. Una cosa, que, por lo demás, sabéis. Ahora que hemos hablado de Cartago, y tengo ganas de meterme con Anibal y CIA.
Hubo un Cónsul en la República Romana- allá por los siglos I-II a. c., que le llamaban Catón (Marco Porcio) -no sé si de allí viene lo del famoso libro de nuestros abuelos, “el Catón”- Fue Censor (debía ser un cargo dentro de la cosa romana) Por ello ha pasado a la historia como Catón “el Censor” Este individuo terminaba todos sus discursos (era un mono-tema) con una frase que ha pasado a la historia: “Delenda est Carthago” (Cartago debe de ser destruida) Sabemos que entre Roma y Cartago existía el llamado “odio eterno” – tal como dijo la Reina Didó- (léase, la excepcional Eneida, de Publio Virgilio Marón -me encantan los nombres romanos-) Hemos leído en la historia (por lo menos en mis tiempos) las famosas guerras púnicas, la segunda de las cuales se “celebró” en Hispania. Y, Cartago, fue al fin destruida por uno de los escipiones- cuando no había necesidad, porque ya había ganado la guerra Roma- Y ¿Sabes cómo destruían los romanos las ciudades enemigas que no querían rendirse, como le pasó a la Ibérica Numancia? Pues, una vez pasados por las armas todos sus habitantes (las mujeres, como siempre, por otro aro) araban la ciudad y el lugar donde estuvo, lo sembraban de sal. No sé porqué os cuento este rollo, pero tenía ganas. ¡Será por lo de la tertulia! Besos. PC