Amigo REALITO: ciertamente tu alegoría sobre la encina sobrecoge en positivo. Las encinas negras y polvorientas, a que se refería A. Machado (esta vez no fallo) en su inusual hiponcondría, en nuestro recuerdo se convierten en luces azules. Si, claro, nosotros somos encinas, y nuestros antepasados lo eran más. Y si te digo que recuerdes a las "rolas" en agosto, me dirás que las sigues escuchando en plena siesta. Y si te digo si conservas el sabor a tierra mojada, pués seguramente, de cuando en cuando, entre el cemento, lo pecibes (a mi me pasó mucho en los siete años que estuve rodeado de agua de mar- siempre preterí el olor a sal-) Habla una contertulia- creo PV- de la paradoja que supone hablar con tanto cariño de tiempos tan duros. Yo creo que eso es producto de la bondad. Las personas bondadosas, siempre ven cosas buenas en los peores momento. Además, a veces no es fácil determinar la linea que delimita los conceptos, depende de los sentimientos de cada cual. De otra parte, es evidente que el medio condiciona sobremanera a los que en él viven. Y nuestro medio fue, es y, creo, será aquél en el que fuimos niños, y al que seguimos buscando para seguir siéndolo. Visperas, nos ha saludado un poco más abajo. Mi abrazo para los dos. PC