MEMBRIO: ¡Amapola, dulce Amapola! No me digas eso a estas horas,...

A MI AMIGA- QUE QUIERO MUCHO- LA CARNIZUELO (porque me comprende y se ríe como una pachocha con mis cosas) TE CUENTO. Te diré, antes de nada, que un día de este diciembre (no me acuerdo) me fui de Madrid a Pontevedra- hablé con Amapola, bellísima Amapola, y no pudimos vernos- Allí me confundí una noche, hasta la 6:00 h., de la madrugada (controlado, eso sí, por mis hijos) Me dieron una especie de tarjeta VIP, y bebí lo que pude y quise (Un baile de la leche, para todas las edades- tú, Coralina y etc., lo hubieseis pasado bomba- además con unos mozos de esos que decís “petit suites”) De Pontevedra a Madrid- Albacete (pasé la Navidad junto al fuego, bebiendo Champagne de los pirineos p’allá- No te contaré, ¡Jamás! otro tipo de intimidades-) Me fui a pasar la noche vieja a una casita en la Serranía de Cuenca; y el día 1º por la mañana me fui p’a Cádiz. Ahí lo dejo. Ah, ¿Sabes una cosa? Mira que habrá hoteles en Cádiz. Pues, la que fue mi señora y yo, coincidimos- sin saberlo- en el mismo (también mi hija y mi madre política) Fue gracioso porque no lo habíamos previsto; menos mal que nos llevamos bien (dentro de un orden) y desayunamos, comimos y estuvimos juntos. Muy bien (dentro de un orden) Te lo cuento como anécdota. Vino a verme Pinaryencina, acompañada de su buen marido, y ya fue el éxtasis; nos reímos, nos tomamos unas cervezas y esas cosas. Lo pasé muy bien. A la vuelta hice un viaje más jodido por la lluvia; así que en llegando a Córdoba, troché por Úbeda, salí por la sierra de Alcaraz, me encontré con un regato desbordao y me tomé un Acuario de limón. De momento, está bien. Un beso. PC

PC, si llego a saber que no podríamos vernos, (conocernos personalmente), hubiera sido capaz de esperarte toda la noche en la puerta, junto al guardia, de uniforme pàra que no" se mosquease"...
Para una vez que viene uno de MI PUEBLO por aquí... el hermano de mi querido Juanito...
Menos mal que a los pocos días ya nos vimos...

Un abrazo. A ver la proxima...

¡Amapola, dulce Amapola! No me digas eso a estas horas, que me entra un tembleque por los calcañales p’arriba, que cap’a falagárseme el intestino gordo. No macostao a la siesta porque endispues no duermo por la noche; he pasao por aquí y te leo. En julio nos vemos en Marín, aunque creo que, en Febrero, por el pueblo. Compartimos el pan, pero me bebí tu vino. Cosas veredes. Un beso, hermosa. PC