CAPÍTULO TERCERO
Eché de menos a Chengue. Chengue, para los saraos- y para más cosas- es indispensable. BODES y Srª, también, sin conocerlo, lo echaron de menos. Ya me entienden Ustedes. Le diré, que no se preocupe por perderse al ir a por pan. Yo fui una vez a por agua, en Getafe, y aparecí en la estación de Renfe de Huelva. Lo único que recuerdo, es que los mosquitos parecían elefantes voladores. Y la escena de los servicios, fue realmente patética. Con la mano derecha, haciendo lo propio para intentar hacer pis (mear p’a los normales) y con la izquierda haciendo el efecto abanico para evitar que aquellos bichos acudieran a lo que debió parecerles un panal de rica miel.
Dicho lo anterior, y a fuerza de ser un auténtico paliza, decir que hasta llegar a la cena, la sociedad ha evolucionado mucho. Tanto, que, ahora, para llegar a esta acogedora ciudad, vía nacional V, hay cantidad de caminos en un solo camino verdadero (muchos carriles para una sólo carretera- Autovía-) Eso sí, ¡ojo! A la velocidad indicada. Si pasamos a 75 km/hora, por ciertos tramos- la velocidad, más o menos, de los mulos de Cortés- te aplican las “corrientes gorrineras a contrapelo” (Es una especie de multa a fondo perdido)
…Y allí, me encontré con mi amigo Gonzalo, al que es absurdo que yo pretenda engañar. ¡P’a que! Sólo puedo y debo decir, que siempre es un placer escuchar sus cosas; es como oxígeno puro para los pulmones. Y estaba Emilia, a la que nada digo porque sabe lo que la quiero… voy a descansar un poco, que me atropello y lo quiero decir todo de un golpe. Continuará. PC
Eché de menos a Chengue. Chengue, para los saraos- y para más cosas- es indispensable. BODES y Srª, también, sin conocerlo, lo echaron de menos. Ya me entienden Ustedes. Le diré, que no se preocupe por perderse al ir a por pan. Yo fui una vez a por agua, en Getafe, y aparecí en la estación de Renfe de Huelva. Lo único que recuerdo, es que los mosquitos parecían elefantes voladores. Y la escena de los servicios, fue realmente patética. Con la mano derecha, haciendo lo propio para intentar hacer pis (mear p’a los normales) y con la izquierda haciendo el efecto abanico para evitar que aquellos bichos acudieran a lo que debió parecerles un panal de rica miel.
Dicho lo anterior, y a fuerza de ser un auténtico paliza, decir que hasta llegar a la cena, la sociedad ha evolucionado mucho. Tanto, que, ahora, para llegar a esta acogedora ciudad, vía nacional V, hay cantidad de caminos en un solo camino verdadero (muchos carriles para una sólo carretera- Autovía-) Eso sí, ¡ojo! A la velocidad indicada. Si pasamos a 75 km/hora, por ciertos tramos- la velocidad, más o menos, de los mulos de Cortés- te aplican las “corrientes gorrineras a contrapelo” (Es una especie de multa a fondo perdido)
…Y allí, me encontré con mi amigo Gonzalo, al que es absurdo que yo pretenda engañar. ¡P’a que! Sólo puedo y debo decir, que siempre es un placer escuchar sus cosas; es como oxígeno puro para los pulmones. Y estaba Emilia, a la que nada digo porque sabe lo que la quiero… voy a descansar un poco, que me atropello y lo quiero decir todo de un golpe. Continuará. PC
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