Y mirar el horizonte
con la mente despejada
deseando que lo noble
anide en el alma apenada. Y sobrevolar los muros
del odio y los sufrimientos
y esperar que los humos
se lleven resentimientos. Y pasar por la infancia
sin detenerse en ella
y volver cuando se quiera
aunque sea en somnolencia. Y otear el mar de encinas
¡desde lo alto, por encima!
con el rocío, con la calima. CIGÜEÑAS
Cigüeñas blancas,
cigüeñas negras,
de estas, ambas,
por estas tierras
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