Y hablando del "Día de San Bernabé", MEMBRIO

(19 de Marzo de 2012)
El apóstol Pablo escribió: “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera” (Romanos 12:10). Si ponemos en práctica este consejo, lograremos ser, de palabra y obra, una auténtica fuente de alivio
Y el apóstol Juan, que también estuvo presente en aquella ocasión, recordó a los cristianos: “Hijitos, no amemos de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad” (1 Juan 3:18).
El apóstol Pedro, a quien el Hijo de Dios le lavó los pies, comprendió el significado de aquel acto. Más tarde escribió: “Ahora que ustedes han purificado sus almas por su obediencia a la verdad con el cariño fraternal sin hipocresía como resultado, ámense unos a otros intensamente desde el corazón” (1 Ped. 1:22).
El rocío que alivia la sequía es el conjunto de miles de gotitas que descienden con suavidad, sin que uno sepa de dónde salen. De igual manera, el alivio que ofrecemos a los demás no consiste en una sola acción noble, sino en el conjunto de obras cristianas que realizamos a favor del prójimo día a día.
Entonces, si queremos que nuestras palabras sean una fuente de alivio, ¿qué podemos hacer?