¡Y volvió a deleitarnos con su acordeón!, MEMBRIO

¡Olé, olé y olé! Después de diecisiete años Tomás volvió a tocar por los bares y calles de Membrío. Surgió como surge lo bueno: sin estar preparado. Le valió el acordeón pequeño para hacernos pasar una tarde alegre y en armonía. Espero que no tarde otros diecisiete años en hacerlo. Era bonito ver salir a mucha gente, a pesar de la siesta, a verlo tocar y oir a sus acompañantes cantar. Gracias a todos/as ellos por hacerlo.
Compuerta, te hemos puesto falta este año.
Compuerta, el agradecimiento es mutuo, nosotros también disfrutamos de tu compañía, y... quizás si tú no hubieses estado en el pueblo, quizás, quizás... no se hubiese realizado la ronda de cerveza caliente, porque como muy bien ha escrito PC: "la improvisación no tiene hielo". Un abrazo Compuerta y sigue usando el castuo con la maestría de la que te ha dotado el hecho de tenerlo como libro de "cabecera".
Gracias visperas (que raro "me se hace" llamarte asina), a ti y a Miguel por hacerme pasar momentos tan agradables, charlando y recordando viejos tiempos sobre todo en esos lugares (bares) tan gratos para conversar, como dice la canciòn.
Agradecimiento tambièn al amigo Goyo por "sacar" la caja isotèrmica de mahou,
làstima que se nos calentara tan pronto la cerveza, era mucha la caló.
¡Qué hablar de él! El amigo Valeriano García Valencia, nos dio tiempo a entonar aquella canción que,... si nos leen desde Medina Sidonia ¡sin duda! habrá un subidón.
No valen lo que tu vales
la blanca flor del almedro
ni las mañanas de mayo...

¡Tú nombre amor tu nombre...


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