Calle solitaria pero limpia, MEMBRIO

RELATOS AL ATARDECER-CCXXXI
EL LEÑADOR HONRADO. Erase una vez un viejo leñador que, pese a su avanzada edad, salía cada día al bosque a trabajar de sol a sol. Una tarde, mientras atravesaba un puente de piedra, tropezó y el hacha que llevaba atada al cinturón cayó en el fondo del agua helada del río. El anciano se llevó las manos a la cabeza y lamentándose exclamó: ¡Vaya contratiempo! ¿Cómo voy ahora a poder hacer mi trabajo sin ella?
Antes de que le diera tiempo a reaccionar, emergió de entre...
Esta calle no es una calle cualquiera porque se mantiene blanca y muy limpia brillando como el sol.
¡Jesús, Jesús...................... brillando como el sol!