En aquellos tiempos cuando en el pueblo había mucha actividad agrícola y ganadera para vender cereales se usaba preferentemente la cuartilla y para pesar los cochinos la romana que para pesarlos era muy trabajoso porque daban muchas patadas y gruñían mucho.
LA ROMANA (INSTRUMENTO). Es un instrumento que sirve para pesar, compuesto de una palanca de brazos muy desiguales, con el fiel sobre el punto de apoyo. El cuerpo que se ha de pesar se coloca en el extremo del brazo menor, y se equilibra con un pilón o peso constante que se hace correr sobre el brazo mayor.
La exactitud y precisión de la romana depende de la calidad de los materiales con que ha sido fabricada y del calibrado de la barra y el pilón. Se han llegado a realizar romanas de acero inoxidable,...
RELATOS AL ATARDECER-CLXXVI.
EL RATÓN INDECISO. Un ratoncito se coló una noche en una tienda llena de exquisiteces. El roedor empezó a oler todas las cosas buenas que había a su alrededor, mantequilla, tocino, chocolate... y, sobre todo, el queso. Se alzó sobre sus patitas traseras y, sin poder reprimirse, emitió un grito de felicidad.
Pero por donde debería empezar su banquete. Iba a hincarle el diente a un trozo de mantequilla cuando le llegó el aroma de un chorizo riquísimo desde el otro lado...
LA ROMANA (INSTRUMENTO). Es un instrumento que sirve para pesar, compuesto de una palanca de brazos muy desiguales, con el fiel sobre el punto de apoyo. El cuerpo que se ha de pesar se coloca en el extremo del brazo menor, y se equilibra con un pilón o peso constante que se hace correr sobre el brazo mayor.
La exactitud y precisión de la romana depende de la calidad de los materiales con que ha sido fabricada y del calibrado de la barra y el pilón. Se han llegado a realizar romanas de acero inoxidable,...
RELATOS AL ATARDECER-CLXXVI.
EL RATÓN INDECISO. Un ratoncito se coló una noche en una tienda llena de exquisiteces. El roedor empezó a oler todas las cosas buenas que había a su alrededor, mantequilla, tocino, chocolate... y, sobre todo, el queso. Se alzó sobre sus patitas traseras y, sin poder reprimirse, emitió un grito de felicidad.
Pero por donde debería empezar su banquete. Iba a hincarle el diente a un trozo de mantequilla cuando le llegó el aroma de un chorizo riquísimo desde el otro lado...