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MEMBRIO (Cáceres)

la encina grande
Foto enviada por VIRGO

LOS LABRADORES Y LA ENCINA GRANDE
Esta encina es de Salorino, pero como veo que nadie le presta la atención que se merece lo hago yo para su reconocimiento por tres razones: Está en un lugar muy visible, es grande y bonita y por su relación con los labradores de Membrio.
Está en los Rehoyos y a pocos metros del límite del término municipal de Membrio. La fotografía así lo demuestra, la hice pisando la raya de ambos términos. Se ve desde Brozas, cuando se va al pueblo, antes de llegar a Salorino, ... (ver texto completo)
Algún día le dedicaremos otro relato más amplio.
Esta si es la "encina grande".
Me parecía justo que en el MARATÓN FORERO recordar la ENCINA GRANDE y así lo hemos hecho aunque esté en territorio de Salorino.
Debe ser una alegría para flordenora tener esta encina en el término municipal.
Fijate, prenda, que presuntuosa soy que me he creido que me la dedicabas a mi.

De cualquier forma que sepas que me ha gustado. Muy bonita. Buenas tardes. Un abrazo.
Cuando lo puse me acordaba de ENCINA y me decía: Pasará de lejos sin decir nada, has pasado de cerca con Isabel. Saludos.
tambien pense que era para ti.
Buenas TARDES, guapa. me recojo un momento. No te muevas de la silla. Besitos.
Fijate, prenda, que presuntuosa soy que me he creido que me la dedicabas a mi.

De cualquier forma que sepas que me ha gustado. Muy bonita. Buenas tardes. Un abrazo.
tambien pense que era para ti.
LA ESPIGADORA

¿Vas a espigar, Isabel?
¡Cuánto siento, criatura,
que bese el sol esa piel
que tiene jugo y frescura
de pétalos de clavel!
Fijate, prenda, que presuntuosa soy que me he creido que me la dedicabas a mi.

De cualquier forma que sepas que me ha gustado. Muy bonita. Buenas tardes. Un abrazo.
Ya he terminado con esto que es más largo que un día sin pan.
Mejor que un decir artero
mil veces llorar prefiero
bellezas que el sol se lleve...
¡Virgen de bronce te quiero
mejor que Venus de nieve!

José María Gabriel y Galán.
Mas vete sola, Isabel,
que, aunque me cause dolor
que el sol mancille tu piel,
es más injusto y crüel
que el mundo empañe tu honor.
Y fuerza será que vea
cómo el sol de los rastrojos
tu piel de rosa broncea
y cómo escalda y orea
tus húmedos labios rojos.
Con polvo y sudor pegado
sobre las sienes el pelo
y hundido el seno abultado,
y el alto dorso encorvado,
y el casto mirar al suelo.
Tendré que verte a la vuelta,
cuando a tu pobre hogar vayas,
la trenza del jubón suelta,
rotas las pulidas sayas,
la cabellera revuelta.
¡No puedo, sol de mis ojos!
Tendrás que ir sola, Isabel,
para que en esos rastrojos
hieran tus pies los abrojos
y el sol mancille tu piel.
Yo afrontando fatigas
bajo ese cielo que arde,
diera envidia a las hormigas
para llevarte a la tarde
rubias manadas de espigas.