Con cintas de azul y blanco
sobre los bancos están cruzadas,
mientras los tristes abuelos
encuentran la tarde amarga,
sin sus recreos en el
parque
deben regresar a
casa.
Sin su Hogar del Pensionista,
sin su partida de cartas,
sin
baile de los domingos,
sin sus vinos, sin sus cañas.
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