Un día de un verano cualquiera, yo no sé si tendría nueve años, en el rellano delante del tio MARISCAL, mi hermano JUAN PEDRIN y JUAN AVILA (el galleta con perdón) estaban organizando una salida para buscar nidos y yo mirándolos y diciéndome, como me lo voy a pasar cuando estos se decidan. Los observaba impaciente, al final JUAN PEDRIN decidió que yo fuera con el tal JOSE MARIA y el se quedaba, si preguntaban por mi en casa el lo arreglaría y así quedo la cosa. No se cuantos lejíos anduvimos desde las primeras horas de la mañana hasta el caer la tarde, yo ya no buscaba nidos solo miraba a JOSE MARIA mi objetivo era "no perderme", el botín para tan larga aventura fue el hallazgo de una pareja de palomos, nos repartimos el botín yo me quedé con el palomo y una vez en el pueblo me dirigí a mi casa. Cuando asomé por la esquina de mi calle me estaban esperando, dieron la voz de alarma y apareció mi abuela NICANORA en el balcón de mi casa profiriendo gritos ¡sinvergüenza, canalla sube arriba inmediatamente!, tuve la ocurrencia de dejar el palomo abajo escondido en un rincón y subí, me cantaron una solfa, vamos que me dieron hasta en el carnet de identidad, una vez pasado el castigo y después de llorar por mi mala suerte recordé al palomo, baje a buscarlo y sorpresa ¡SE LO HABIA COMIDO MI GATO!. Desde entonces digo aquello que dice MOTA, "SI HAY QUE IR SE VA PERO IR PA NA PUES ESO". Otro día os contaré otro rollo saludos paisanos.
