RECUERDOS:
Poco o casi nada recuerdo de la recogida de la aceituna. El "ordeño" del olivo cogiéndolas a mano con cestas colgados del cuello unas veces, otras con un gancho colgado de una rama, el transporte bien en serones, en banastos que buenos los hacían en Baños o canastos de mimbre que también sabían tejer con mimbre cualquier olivarero que se preciara, y el sol de los membrillos apretando, menos mal que los días se iban acortando y la jornada no era tan gravosa, tan largas, porque siempre se habla de trabajar de sol a sol, pero eso si que lo recuerdo, mi padre, tío o abuelo a las cinco o cinco y media de la madrugada levantarse para atender la bestias, los guarrapos y soltar las cabras, que mas o menos, creo serían por las seis, sonaba "el cuerno" que juntaba la piara, lo se porque a esa hora hacía los deberes antes de ir a la escuela que eran cuando decía el maestro que mejor se quedaban, no ves que la cabeza está mas despierta y dentro no tiene nada, y mi madre o mi abuela haciendo el almuerzo, casi siempre las sopitas de patatas y una tajada, decir que los hombres ya se habían tomado el lingotazo de aguardiente nada mas levantarse y habían tirado de la petaca, y arreando, con estrellas a las faenas. Por las tardes se recogían cuando ya no se veía, y a atender otra los animales y a adroñar (ordeñar) las cabras, "Que rica la leche migá" y a cuajarla para hacer queso con la que sobraba, si la once u once y media corrida les daba. Yo unas veces dormido otras a punto de llevarme a la cama "Cuatro esquinitas tiene mi cama...". Por eso de sol a sol nada.
Así la monotonía de los días.
Luego a recoger la aceituna para la almazara y a llevarlas al cortijo para luego prensarlas. Pero esta es otra historia.
Seguiremos en otro momento.
Poco o casi nada recuerdo de la recogida de la aceituna. El "ordeño" del olivo cogiéndolas a mano con cestas colgados del cuello unas veces, otras con un gancho colgado de una rama, el transporte bien en serones, en banastos que buenos los hacían en Baños o canastos de mimbre que también sabían tejer con mimbre cualquier olivarero que se preciara, y el sol de los membrillos apretando, menos mal que los días se iban acortando y la jornada no era tan gravosa, tan largas, porque siempre se habla de trabajar de sol a sol, pero eso si que lo recuerdo, mi padre, tío o abuelo a las cinco o cinco y media de la madrugada levantarse para atender la bestias, los guarrapos y soltar las cabras, que mas o menos, creo serían por las seis, sonaba "el cuerno" que juntaba la piara, lo se porque a esa hora hacía los deberes antes de ir a la escuela que eran cuando decía el maestro que mejor se quedaban, no ves que la cabeza está mas despierta y dentro no tiene nada, y mi madre o mi abuela haciendo el almuerzo, casi siempre las sopitas de patatas y una tajada, decir que los hombres ya se habían tomado el lingotazo de aguardiente nada mas levantarse y habían tirado de la petaca, y arreando, con estrellas a las faenas. Por las tardes se recogían cuando ya no se veía, y a atender otra los animales y a adroñar (ordeñar) las cabras, "Que rica la leche migá" y a cuajarla para hacer queso con la que sobraba, si la once u once y media corrida les daba. Yo unas veces dormido otras a punto de llevarme a la cama "Cuatro esquinitas tiene mi cama...". Por eso de sol a sol nada.
Así la monotonía de los días.
Luego a recoger la aceituna para la almazara y a llevarlas al cortijo para luego prensarlas. Pero esta es otra historia.
Seguiremos en otro momento.