Dos de Novienbre.
CONMEMORACIÓN de los FIELES DIFUNTOS
Ayer recordábamos la fiesta de todos los Santos, los que ya gozan del Señor. Hoy recordamos a los que se purifican en el purgatorio, antes de su entrada en la gloria. Bienaventurados los que mueren en el Señor, nos recuerda el Apocalipsis. Y añade: Nada manchado puede entrar en el cielo.
De este modo, la muerte cristiana, unida a la de Cristo, tiene un aspecto pascual: es el tránsito de la vida terrena a la vida eterna. Por eso, a lo que los paganos llamaban necrópolis -ciudad de los muertos- los cristianos llamamos cementerio -dormitorio o lugar de reposo transitorio-. Así se entiende que San Francisco de Asís pudiese saludar alegremente a la descarnada visitante: «Bienvenida sea mi hermana la muerte». Y con más pasión aún Santa Teresa: « ¡Ah, Jesús mío! Ya es hora de que nos veamos».
DESCANSEN EN PAZ.
CONMEMORACIÓN de los FIELES DIFUNTOS
Ayer recordábamos la fiesta de todos los Santos, los que ya gozan del Señor. Hoy recordamos a los que se purifican en el purgatorio, antes de su entrada en la gloria. Bienaventurados los que mueren en el Señor, nos recuerda el Apocalipsis. Y añade: Nada manchado puede entrar en el cielo.
De este modo, la muerte cristiana, unida a la de Cristo, tiene un aspecto pascual: es el tránsito de la vida terrena a la vida eterna. Por eso, a lo que los paganos llamaban necrópolis -ciudad de los muertos- los cristianos llamamos cementerio -dormitorio o lugar de reposo transitorio-. Así se entiende que San Francisco de Asís pudiese saludar alegremente a la descarnada visitante: «Bienvenida sea mi hermana la muerte». Y con más pasión aún Santa Teresa: « ¡Ah, Jesús mío! Ya es hora de que nos veamos».
DESCANSEN EN PAZ.