LAS TRES VERDADES DEL BARQUERO.
<<recopilado>>
“ Érase un barquero muy humilde que se vio en el trance de tener que pasar de balde a un estudiante universitario de una a otra margen del río. Porfiaron hasta llegar al acuerdo de que el viaje sería gratis si el estudiante le dijera al barquero tres verdades que pudieran ser útiles.
El avispado estudiante le espetó estas tres verdades después de haber sido transportado a la otra orilla:
“ (1)- Pan duro, duro, más vale duro que ninguno.-
(2)- Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano.-
(3)- Si a todos les pasas como a mí, dime, barquero ¿qué haces aquí?”.-
Es decir, la verdad última era la que explicaba el escaso sentido del negocio que tenía el barquero.”
<<cosecha propia>>:
Mas que las tres “verdades del barquero” podía decirse que son las “tres verdades del estudiante”.
Yo recuerdo una historia leida de muy niño sobre un barquero y su verdad. “la verdad del barquero” y la relataré aquí como una historia contada de muy mayor y a mi estilo.
“Érase una vez una vez un barquero muy humilde y ya mayor que coincidió con cierto estudiante, ya catedrático de universidad, y se vio en el deber de cruzarle a la otra orilla del río. Cobrando por adelantado ¡Claro! Que hacía bastantes años aprehendió bien cierta verdad dada por cierto estudiante. Dicho catedrático en el aburrimiento del chapotear de los remos y queriendo presumir de su saber increpó al barquero con preguntas sobre si sabía de letras, o de ciencias, a lo que él humildemente respondió que no. Pues amigo mío le dijo con pedantería. ¡Hágase usted a la cuenta que tiene perdida media vida! En esto que una mala ráfaga de viento volcó la barca, arrastrandoles la corriente aguas abajo.
Preguntole el barquero ¿Sabe usted nadar?
No, respondió el catedrático.
Tal y como está la situación no puedo ayudarle, grito el barquero, pero:
¡HÁGASE USTED A LA CUENTA QUE TIENE PERDIDA LA VIDA ENTERA!
Juan-Manuel
<<recopilado>>
“ Érase un barquero muy humilde que se vio en el trance de tener que pasar de balde a un estudiante universitario de una a otra margen del río. Porfiaron hasta llegar al acuerdo de que el viaje sería gratis si el estudiante le dijera al barquero tres verdades que pudieran ser útiles.
El avispado estudiante le espetó estas tres verdades después de haber sido transportado a la otra orilla:
“ (1)- Pan duro, duro, más vale duro que ninguno.-
(2)- Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano.-
(3)- Si a todos les pasas como a mí, dime, barquero ¿qué haces aquí?”.-
Es decir, la verdad última era la que explicaba el escaso sentido del negocio que tenía el barquero.”
<<cosecha propia>>:
Mas que las tres “verdades del barquero” podía decirse que son las “tres verdades del estudiante”.
Yo recuerdo una historia leida de muy niño sobre un barquero y su verdad. “la verdad del barquero” y la relataré aquí como una historia contada de muy mayor y a mi estilo.
“Érase una vez una vez un barquero muy humilde y ya mayor que coincidió con cierto estudiante, ya catedrático de universidad, y se vio en el deber de cruzarle a la otra orilla del río. Cobrando por adelantado ¡Claro! Que hacía bastantes años aprehendió bien cierta verdad dada por cierto estudiante. Dicho catedrático en el aburrimiento del chapotear de los remos y queriendo presumir de su saber increpó al barquero con preguntas sobre si sabía de letras, o de ciencias, a lo que él humildemente respondió que no. Pues amigo mío le dijo con pedantería. ¡Hágase usted a la cuenta que tiene perdida media vida! En esto que una mala ráfaga de viento volcó la barca, arrastrandoles la corriente aguas abajo.
Preguntole el barquero ¿Sabe usted nadar?
No, respondió el catedrático.
Tal y como está la situación no puedo ayudarle, grito el barquero, pero:
¡HÁGASE USTED A LA CUENTA QUE TIENE PERDIDA LA VIDA ENTERA!
Juan-Manuel