CADA UNO ELIGE
Un
joven ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas y rezando, dijo:
“Señor, no puedo seguir. Mi
cruz es demasiado pesada”.
Dios, como siempre, acudió y le contestó: “Hijo mío, si no puedes llevar el
peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación, después abre esa
puerta
y escoge la cruz que tu quieres”.
El joven suspiró aliviado. “Gracias señor”, dijo, e hizo lo que le había dicho.
... (ver texto completo)