Menos mal que comienzan a bajar las temperaturas, aunque tampoco me apetece que lleguemos a estos, porque se congelan las palabras.
Lo peor sería que se nos helasen las ideas.
Jajaja, puede, no te creas, que bajando de -10ºC, ya no te da ni para pensar.
En Francia tuvimos inviernos con temperaturas de hasta -30ºC, imagínate, las puertas de los coches pegadas y sin poder hacer nada.
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