Muy Buenas Tardes para todos desde este Madrid con un cielo despejado pero con una temperatura de 10º muy buena para salir y dar una pequeña vuelta antes de entrar en mi Club del Fumador.
Un chiste para empezar la tarde con una Sonrisa.
De animalitos.
Un sacerdote visita a una anciana en su casa y mientras están tomando el té, el lorito de la viejita suelta un sonoro "A joder, a
joder!... brrr". El sacerdote se hace el sordo, pero al poco tiempo el bicho insiste: "A joder, a joder!... brrr", entonces la viejita
dice:
- Es mi cruz, padre. Se pasa todo el día diciéndolo, no hay manera de que diga otra cosa, ni que se calle.
- Pero eso es tremendo!. Precisamente en el convento tenemos un par de cotorras que se pasan el día rezando.
- ¿Cómo dice?
- Como lo oye. Se ponen juntitas y se pasan el día recogidas, en oración y meditación. ¿Por qué no probamos a que se
conozcan y quizás convierten a su lorito?
- Mmm, no creo que funcione...
- La Fe mueve montañas, señora.
Al otro día aparece otra vez el cura en la casa, esta vez con las dos cotorras, y sonriendo de oreja a oreja. Nada más entrar, el loro les suelta lo de "A joder, a joder!... brrr", y entonces una de las cotorras le dice a la otra:
- Por fin! Nuestras plegarias han sido escuchadas!
Sin Comentarios.
Un chiste para empezar la tarde con una Sonrisa.
De animalitos.
Un sacerdote visita a una anciana en su casa y mientras están tomando el té, el lorito de la viejita suelta un sonoro "A joder, a
joder!... brrr". El sacerdote se hace el sordo, pero al poco tiempo el bicho insiste: "A joder, a joder!... brrr", entonces la viejita
dice:
- Es mi cruz, padre. Se pasa todo el día diciéndolo, no hay manera de que diga otra cosa, ni que se calle.
- Pero eso es tremendo!. Precisamente en el convento tenemos un par de cotorras que se pasan el día rezando.
- ¿Cómo dice?
- Como lo oye. Se ponen juntitas y se pasan el día recogidas, en oración y meditación. ¿Por qué no probamos a que se
conozcan y quizás convierten a su lorito?
- Mmm, no creo que funcione...
- La Fe mueve montañas, señora.
Al otro día aparece otra vez el cura en la casa, esta vez con las dos cotorras, y sonriendo de oreja a oreja. Nada más entrar, el loro les suelta lo de "A joder, a joder!... brrr", y entonces una de las cotorras le dice a la otra:
- Por fin! Nuestras plegarias han sido escuchadas!
Sin Comentarios.
