Bueno os cuento un poco, no he parado en todo el día, no he tenido tiempo ni de entrar a leer, me levantó mi niña a las nueve y no he parado hasta las doce.
Hoy mi casa se parecía a la de Ascen, nos hemos reunido a comer como una docena, al final no se cuantos, porque algunos no han podido venir y ya no me molesté en echar mas cuentas, pero me pasé toda la mañana guisando, ya la tarta de mediodía no me dio tiempo de hacerla así que lo arreglamos con unos pasteles.
Nada mas quitar la mesa y recoger, empecé con la tarta de la tarde, no me fuera a pasar lo mismo, menos mal que mis hijas se encargaron de decorar el jardín, porque a las seis y media empezaron a llegar los niños con los papás para celebrar el cumple y yo todavía sin vestirme.
Pero salió todo genial, los niños se han divertido mucho, los papás hablando unos con otros, ha terminado todo sobre las diez y se quedó la casa completamente vacía, se fueron todos, incluso mis hijas y mi niña, pero se ha ido llena de felicidad, y nos volvimos a quedar solos Ladis y yo.
Después de atender a mi marido como se merece, con la cena, digo, he tenido que recoger el jardín, y me dieron las doce, como la canción de Sabina, así que estoy un poquito cansada pero muy contenta, salvo que mi niña no está, porque mañana tiene que celebrarlo con los niños de Salamanca.
Hoy mi casa se parecía a la de Ascen, nos hemos reunido a comer como una docena, al final no se cuantos, porque algunos no han podido venir y ya no me molesté en echar mas cuentas, pero me pasé toda la mañana guisando, ya la tarta de mediodía no me dio tiempo de hacerla así que lo arreglamos con unos pasteles.
Nada mas quitar la mesa y recoger, empecé con la tarta de la tarde, no me fuera a pasar lo mismo, menos mal que mis hijas se encargaron de decorar el jardín, porque a las seis y media empezaron a llegar los niños con los papás para celebrar el cumple y yo todavía sin vestirme.
Pero salió todo genial, los niños se han divertido mucho, los papás hablando unos con otros, ha terminado todo sobre las diez y se quedó la casa completamente vacía, se fueron todos, incluso mis hijas y mi niña, pero se ha ido llena de felicidad, y nos volvimos a quedar solos Ladis y yo.
Después de atender a mi marido como se merece, con la cena, digo, he tenido que recoger el jardín, y me dieron las doce, como la canción de Sabina, así que estoy un poquito cansada pero muy contenta, salvo que mi niña no está, porque mañana tiene que celebrarlo con los niños de Salamanca.