Como no son horas de pensar en presupuestos inflados, de componendas, de tergiversaciones, de vil dinero que mancha y limpia las manos haciendo del patán señor y del hidalgo pordiosero, ahora, a estas horas Duendin, te voy a dar una rosa roja y fresca para que se la regales a la nativa de Magdala, esa mujer que sabe más que nosotros porque ha estudiado en la universidad de los tiempos. Mira si es sabihonda que no ceja en echar agua en los caños de mi pedestal. Agua, que es fuente de vida y renovación. ... (ver texto completo)