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SAN PEDRO DE MERIDA: 16...

Gracias por la poesía que está dedicada al padre de Josefina

El arte de hacer la guerra fue desarrollado por los griegos que fueron los inventores de la infantería pesada y de la formación en falanges, y también por los generales romanos que idearon una enorme multitud de instrumental bélico especialmente para atacar fortificaciones.

Hasta la aparición de las armas de fuego en el s. XIV la guerra consistía básicamente en una lucha en la que predominaba el movimiento y el choque entre la acción de los hombres y los animales. A finales de la Edad Media, se formaron los primeros ejércitos mercenarios de infantería que serían po-tenciados por las monarquías absolutas y en los que se impuso progresivamente la artillería. En la primera mitad del s. XVI, se formó en España el tercio, que fue la unidad básica del ejército hasta la creación de los primeros regimientos en el s. XVII. Posteriormente Carlos III fue el que introdujo el sistema de leva de quintas obligatorias. A partir de la Revolución industrial el perfeccionamiento del armamento exigió la creación de nuevas técnicas de combate. La potencia de las armas de fuego res-tringió el movimiento y convirtió los combates en un enfrentamiento estático y sangriento. La inven-ción del motor transformó nuevamente la estrate-gia militar que volvía a ser móvil debido ha la mo-torización y a la mecanización de las fuerzas te-rrestres, a las nuevas posibilidades de la marina y ha la creación de las fuerzas aéreas. Este cambio tecnológico implicó la extensión de los conflictos a escala mundial y el sometimiento de la población civil a sus efectos destructivos. En este sentido, los sucesivos progresos científicos y tecnológicos de la industria bélica han tenido un creciente efecto catastrófico sobre la humanidad evidenciado a partir de la II Guerra Mundial con la utilización de las armas nucleares, químicas y biológicas.

El discurso ético y moral sobre el fenómeno de la guerra ha estado intrínsecamente asociado a la reflexión sobre la paz. Las consideraciones sobre su justicia o injusticia, sobre su licitud o ilicitud, so-bre su necesidad o evitabilidad, son relativamente recientes y han dependido de condicionantes histó-ricos y culturales. En épocas todavía cercanas, las naciones se enorgullecían de su belicosidad, de sus triunfos sobre el enemigo, sentimientos de los que derivaban mitos y héroes nacionales. Todavía hoy, en el ámbito internacional, el peso de los estados viene determinado por su potencial militar. Sin embargo, las consecuencias devastadoras de los últimos conflictos mundiales han alertado a la opinión mundial y han reducido la existencia de armas nucleares a efectos supuestamente disuasorios, basados en la amenaza que supone su existencia y almacenamiento.

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La estrategia.
Es la mejor coordinación de los elementos milita-res, económicos, políticos o de cualquier tipo que puedan influir en el desarrollo de algún conflicto bélico.
La estrategia como concepto no se formuló hasta el s. XIII, aunque su principio es consustancial a la guerra.
Napoleón la llamó «arte de la guerra».
El alemán Karl Clausewitz fue el que profundizó en su concepto para hacer de ella el medio para que un Estado consiguiera sus objetivos a través del aniquilamiento del adversario según una idea previamente elaborada y puesta en práctica en la guerra.
Su parte ejecutiva se llama táctica y la logística se encarga de atender las necesidades materiales de la tropa.
La estrategia se basa en unos principios básicos para obtener la máxima eficacia (mando unificado, economía de fuerzas, estado constante de alerta). La proliferación del armamento atómico después de la II Guerra Mundial impuso como un principio básico internacional entre las grandes potencias la estrategia de disuasión nuclear.

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La logística de la guerra.
Es la rama del arte militar que se encarga de todo lo relativo a las necesidades que tienen las tropas de un país en una campaña.
La historia de la lógica de la guerra.
La logística militar fue desarrollada ya por los ejércitos de Alejandro Magno y Roma, que confia-ban el transporte de suministros a la propia infan-tería.
Las guerras medievales no introdujeron ninguna novedad en el campo de la logística, ya que hasta el siglo XVII la subsistencia de las tropas se con-fundía normalmente con la explotación o el saqueo de los recursos locales.
En la guerra de los treinta años Gustavo Adolfo de Suecia creó por vez primera los almacenes de suministro situados en la retaguardia que enlazaban de manera regular con el frente.
Los ejércitos napoleónicos lograron una delimita-ción más rigurosa del suministro de municiones y víveres.
El desarrollo de la artillería en el s. XIX significó un replanteamiento del problema del suministro de municiones.
La aparición del ferrocarril modificó las técnicas logísticas de la guerra, porque durante el año 1870 la red ferroviaria de Alemania les permitió a los ejércitos de este país el poder acumular en pocos días, un grupo numeroso de fuerzas y de armas en la frontera francesa.
Durante la I Guerra Mundial los abastecimientos se transportaron en trenes y los cuerpos de ejército fueron atendidos por almacenes especializados.
En la II Guerra Mundial se avanzó en todos los ámbitos, destacando el marítimo.
En un mes los ejércitos aliados desembarcaron en las playas de la Normandía un millón de hombres, 400.000 vehículos y 3 millones de toneladas de material.
Hoy es el factor nuclear es el que exige una mayor tecnología de todos los organismos logísticos que intervienen en una guerra.

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La táctica.
La táctica de una batalla es por lógica el arte de saver administrar perfectamente todas las complica-das operaciones militares de una batalla.
La táctica es una aplicación práctica de la estrategia de un ejército en una batalla.
Entre los pueblos primitivos los elementos tácticos decisivos eran el aprovechamiento idóneo del terreno y los combates individuales a caballo o a pie. A partir de Grecia se desarrollaron tácticas basadas en las grandes formaciones militares (como las falanges griegas y legiones romanas).
En la Edad Media los combates individuales entre caballeros provistos de armadura recobraron la primacía, siendo desde el renacimiento, con el uso de armas de fuego y el empleo de infanterías mercenarias, que se superó en eficacia a la caballería.
Durante la guerra de los Treinta Años (1619-1648), Gustavo Adolfo de Suecia creó pequeñas unidades militares independientes, que tomarían cada vez más importancia a medida que se iban perfeccionando las armas de fuego, especialmente a partir de la Revolución industrial.
En la I Guerra Mundial, para contrarrestar el efec-to de los tanques, la aviación y los gases, se desa-rrollaron tácticas de tipo defensivo a base de trin-cheras y fortificaciones.
En la II Guerra Mundial el uso masivo de la aviación y la rápida movilización de efectivos a través de los cuerpos motorizados aportó la táctica de las acciones relámpago.
Después de 1945, la amenaza del armamento nu-clear cambió entre las grandes potencias las tác-ticas militares por las de disuasión.
En el campo estrictamente militar, la aviación y el uso de mísiles aéreos han venido adquiriendo cada vez mayor importancia y en aras de lograr su ópti-mo rendimiento se han ido planteando los movimi-entos de tropas terrestres y marítimas.
Las tácticas clásicas basadas en pequeñas unidades de infantería, con el apoyo de helicópteros y la aviación, ha seguido siendo básico en las guerras de liberación de las ex colonias o en los conflictos revolucionarios del Tercer Mundo.
En los últimos años, la creciente sofisticación de la tecnología militar ha supeditado cada vez más a sus posibilidades el planteamiento y despliegue de las tácticas bélicas clásicas, como ha quedado de manifiesto en la guerra del Golfo del año 1991.
Al mando de los mejores ejércitos del planeta los belicosos norteamericanos avasallaron y masacra-ron a Irak un país soberano, de una forma tan atroz y despiadada que merecen estar con un diploma de honor entre los mayores ejércitos sanguinarios del planeta en toda la historia del hombre. Salvajismo que ellos confunden con la descafeinada dictadura militar democracia norteamericana.
Es la forma de gobernar al planeta con la basura podrida de todas sus mafias político-militares.

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Las comunicaciones.
Los sistemas de las armas y de las unidades militares funcionan dentro de una estricta cadena de ór-denes de la que son el último eslabón.
Por encima existe una serie de mandos militares a nivel de unidad, grupo de unidades, teatro de ope-raciones, mando general y poder político.
Para que las decisiones tomadas en la más alta ins-tancia se transmitan hasta la unidad adecuada y se alcancen los objetivos fijados, es necesario disponer de unos medios técnicos y organizativos complejos, altamente especializados y suficientemente experimentados en situaciones críticas.
Durante un conflicto bélico de cualquier naturale-za debemos tener en cuenta el ambiente hostil que puede perjudicar a este sistema. Como ejemplo, las medidas de la guerra electrónica que llevan ha un completo fracaso ha las misiones de las unidades militares y de sus armas.
Por este motivo, es importante para la efectividad de una fuerza militar que la organización de man-do y control de comunicaciones entre los mismos funcione de una forma eficaz y que disponga de una protección adecuada ante una amenaza de los medios de guerra electrónica y de los sistemas de escucha o espionaje del enemigo.

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El desarme.
Es una acción que está concertada entre varios países poderosos y que tiende a la restricción y a la limitación y ala destrucción del armamento de un estado y ala prohibición del uso y fabricación de ciertas armas que los países más poderosos de la tierra quieren mantener en exclusiva.
Los esfuerzos para prevenir o para limitar los efectos de los conflictos son tan antiguos como son la propia guerra.
En la Edad Media fue la Iglesia la institución que los encarnó a través de la noción llamada tregua de Dios.
En el año 1815 la Santa Alianza quiso organizar la seguridad de Europa.
A mediados del siglo XIX, nacieron los congresos pacifistas internacionales y la Cruz Roja.
En el año de 1919 el tratado de Versalles creó la Sociedad de Naciones, cuya acción en favor de la paz estuvo basada en el trinomio arbitraje, segu-ridad, desarme.
La ONU prevé en su carta de 1945 la limitación y el control del armamento al que la era nuclear dio una nueva dimensión.
En el año 1961 y el 1962 la crisis de Cuba puso en evidencia el enorme peligro surgido por la paridad alcanzada en el terreno nuclear por las dos grandes potencias antagonistas, EEUU y la URSS.
A partir de aquel momento se entablaron conversaciones directas que desembocaron en una serie de acuerdos limitados en materia de desarme:
Prohibición de experiencias nucleares dentro de la atmósfera.
La desnuclearización de toda América Latina.
El tratado de desnuclearización de fondos marinos.
En Europa las conferencias sobre la seguridad se sucedieron entre 1973 y 1986 y tuvieron lugar en Helsinki, Belgrado, Madrid y Estocolmo.
En el año 1982 se iniciaron las conversaciones en Ginebra sobre la reducción de armamentos estraté-gicos y la limitación de armas nucleares de alcance medio llamados euro misiles.
Los acuerdos de Washington del año 1987, que fueron suscritos por Reagan y Gorbachov sobre la eliminación de los misiles de alcance intermedio fueron los que abrieron nuevas perspectivas en el terreno del desarme.
La defensa en un país es un conjunto de medidas de protección de una plaza o de la población civil de una Nación que se siente en peligro.
La evolución social y política y la transformación constante de la tecnología bélica, ha ido variando sustancialmente la noción de defensa a lo largo de la historia.
La carrera armamentística originada en la guerra fría y sobre todo la proliferación de los arsenales nucleares, han impulsado definitivamente los idea-les antibelicistas y las políticas de defensa.
Los antiguos ministerios de Guerra fueron sustituidos tras la II Guerra Mundial por los ministerios de Defensa.

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Historia de la defensa militar.
Con la Revolución francesa aparece el concepto de nación en armas, que instituye el servicio militar obligatorio como un deber de los ciudadanos respecto a la patria y sustituyendo los reclutamientos forzosos en beneficio de un señor feudal, de una causa particular, o sino de una casa real concreta, que fueron empleados en todo el planeta desde la Antigüedad.
Este nuevo concepto se generalizará en Europa durante el siglo XIX junto al derecho de remisión a metálico, que permite evitar el cumplimiento del servicio militar a cambio de una cantidad en metálico al estado y la posibilidad de pagar a un susti-tuto para que realice el servicio militar.
La Primera Guerra Mundial estableció la univer-salidad de las obligaciones militares en la mayoría de los países europeos.
La defensa nacional se basaba en la total moviliza-ción de los recursos de una nación ya fueran militares, humanos o económicos para afrontar y derrotar una amenaza bélica.
El uso de las primeras bombas atómicas por parte de los Estados Unidos en su enfrentamiento contra Japón al final de la II Guerra Mundial sentó las bases de la prepotencia del imperialismo total que fueron las peanas sobre las que se asienta la noción actual de la defensa del capitalismo.
Después de la guerra Estados Unidos y la URSS se disputaron la hegemonía mundial tanto en el terre-no político como en el estrictamente militar.
La ventaja obtenida por Washington debido al desarrollo de la bomba atómica desapareció pronto al crear la URSS su armamento nuclear, generándose entonces la locura entre ambos países por la mayor carrera armamentística de la historia.
Esta carrera instituiría el concepto de destrucción mutua asegurada, también llamado equilibrio del terror.
La capacidad para la destrucción masiva de los dos contendientes, era tan elevada, que los cálculos de las posibles víctimas se establecían en cientos de millones de personas.
Lo cual llevó a las potencias intermedias, con excepción de Francia, a concen-trar todos sus esfuerzos exclusivamente en preparar armamento defensivo.

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Las alianzas militares.
La situación desfavorable de países, que solamente estaban dotados de ejércitos convencionales o con arsenales nucleares limitados, junto con el interés de las grandes superpotencias por conseguir aliados, hizo que proliferasen entre los estados pactos militares estables.
Las políticas de alianzas militares son tan antiguas como los conflictos, pero durante la guerra fría adquirieron una dimensión nunca antes conocida, estructurando Europa en dos bloques antagónicos, agrupados alrededor de dos potentes alianzas militares enfrentadas:
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para los países occidentales.
El Pacto de Varsovia para los países que formaban la URSS.
Los dos organismos nacieron con la misión explícita de agrupar las respectivas políticas defensivas de sus estados miembros alrededor de un llamado teatro de operaciones, punto teórico de un eventual conflicto situado en el territorio alemán.
Paralelamente a ese proceso de rearme, numerosos conflictos del tipo convencional, se sucedieron a partir de 1945. Guerras de carácter revolucionario, civil o de descolonización en donde las superpotencias se enfrentaron de un modo indirecto para hacer valer sus intereses y colocar los peones en su partida por el dominio mundial.
Fueron los llamados conflictos de baja intensidad, en que no se empleó armamento atómico, pero que constituyeron un campo de pruebas y un fantástico mercado para las industrias armamentísticas de las superpotencias.
Una brutal miseria humana que gestiona la muerte desde las fábricas de armamento y se enriquece.
Entre los conflictos más significativos podemos citar las guerras de Corea y la de Vietnam.

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El equilibrio del terror.
Ante la moderación que da el terror ambos bloques iniciaron políticas defensivas tendentes, por un lado, ha incrementar la presión bélica desarrollando armamentos que pudieran contrarrestar defensivamente la potencia destructiva del oponente.
Un ejemplo de esas tácticas son las iniciativas de defensa estratégica, programa defensivo conocido como guerra de las galaxias, que llevó adelante el presidente Ronald Reagan al tiempo que se desa-rrollaban negociaciones de desarme multilateral, como los tratados de limitación de armas estratégicas salt 1 y 2 o Start en sustitución de los salt que fueron rechazados por el senado de EE. UU.
Tras la caída del bloque del Este, las inversiones mundiales en armamento han bajado considerablemente, sobre todo en armamento ofensivo nuclear. Deseoso de reducir la amenaza atómica y sobre todo, de intentar controlar el arsenal de la extinta URSS, diseminado ahora entre varias de sus anti-guas repúblicas. Aunque las potencias occidentales han impulsado la firma del Tratado de no proli-feración nuclear (TPN) entre todos los aspirantes potenciales a poseer armamento atómico.
Tan sólo algunos países, como por ejemplo Corea del Norte, siguen invirtiendo oficialmente en el desarrollo del arma atómica, mientras que se da por seguro que otros estados como Pakistán, Israel, Suráfrica o la India ya poseen toda la capacidad de elaborar bombas atómicas.
De manera oficial, tan sólo EEUU, Rusia, Ukrania, Bielorusia, Kazajstán, Gran Bretaña, Francia y China, poseen armamento nuclear.
Tras la desaparición del bloque del Este y la disolución del Pacto de Varsovia, la OTAN ha permanecido como la única organización internacional militar con capacidad operativa.
Numerosos países del extinto Pacto de Varsovia han pedido el ingreso en la organización.
Además todos los países europeos intentan poner en práctica un ejército exclusivamente europeo a partir de la Unión Europea Occidental, organismo de carácter político y militar creado en el año 1955 y al que España y Portugal se adhirieron en 1988 y la UEO se convertiría según este diseño en la fuerza armada de la Unión Europea.
Sin embargo la OTAN ha visto revitalizado su papel con sus esporádicas apariciones en la guerra de Bosnia-Herzegovina.
La llamada guerra del golfo es un claro ejemplo de la prepotencia y del latente unilateralísmo de las mafias militares norteamericanas y de las inglesas.
Ningún país soberano puede ser atacado por otro sin reales motivos de agresión del primero hacía el segundo ó viceversa.
La llamada guerra del golfo fue preparada y fue provocada por los iraquíes con la preparación y el consentimiento de los servicios secretos ingleses y norteamericanos, que fueron los que vendieron las armas al dictador.

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El unilateralísmo.
En la actualidad tras la caída del bloque socialista las negociaciones de desarme han tomado un renovado impulso.
La desaparición de la lógica de bloques imperante durante la llamada guerra fría ha despertado una multitud de conflictos territoriales y de rivalidades étnicas y nacionales.
Tras la primera guerra del Golfo, en que la ONU delegó en Estados Unidos la responsabilidad de la guerra contra Irak, el papel militar norteamericano se ha visto considerablemente reforzado.
El gran fracaso de la UEO en la guerra de Bosnia Herzegovina, deja de hecho a los EE. UU como el árbitro militar mundial.
El ataque unilateral sin autorización de la ONU de EE. UU e Inglaterra a Irak para destruir las armas de destrucción masiva que Irak ya no tenía y la oposición a esta guerra de casi toda la población civil del planeta, se enmarco en una desavenencia de orden ético por la imposición a hacer la guerra de las industrias armamentistas norteamericanas en contra de los más poderosos países de Europa
En la actualidad se impone la tendencia a reducir y a profesionalizar los ejércitos, lo cual limita la par-ticipación de los ciudadanos normales en las tareas para la defensa de un territorio al que llamamos la Patria.
En España la Constitución de 1978 abre la puerta ha la objeción de conciencia, que fue desarrollada posteriormente por la ley de 1984.
La aparición de movimientos contrarios al servicio militar obligatorio, y el incremento exponencial en el número de objetores de conciencia e insumisos, ha obligado al Ejecutivo a plantearse la paulatina profesionalización de las Fuerzas Armadas.
Esta tendencia se va imponiendo en todos los países occidentales, en donde el auge del pacifismo durante las últimas décadas a generado de hecho, una tendencia hacia la profesionalización de los ejércitos en los países donde el servicio militar sigue siendo obligatorio, como es el caso de la gran mayoría de países europeos.

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La historia militar.
La lucha armada entre grupos humanos toma una forma específicamente militar con la aparición de las naciones y de los estados, hasta el punto que la evolución histórica del estado y la del ejército o la guerra son inseparables. La inexistencia de ejército en ciertos países pequeños ahora no es más que la manifestación de dependencia, al menos mientras las relaciones de fuerza persistan en la política y la economía internacionales.
La naturaleza de un estado es lo que determina el tipo y estructura de su ejército, aunque sin duda haya rasgos del último que se repiten otra vez en diferentes períodos históricos cómo el ejército profesional, el de masas, el reclutamiento forzoso y el voluntario con tropas nacionales o extranjeras.
Además el desarrollo técnico influye directamente en el armamento y en la doctrina militar de todas las poblaciones de la tierra.
Los países que se encuentren mejor preparados en la técnica militar son los que sabrán defender mejor su territorio ante las amenazas posibles de algún enemigo en potencia.
Partiendo de la dependencia política de lo militar y haciendo hincapié en Europa, se distinguen cinco formas históricas principales, además de otras que son secundarias o incipientes relativas a movimientos de oposición a los estados existentes.
Jamás se podrá defender una potencia eficazmente sin una previa preparación tecnológica y militar de sus hombres y de su ejército.
La marina de guerra es fundamental para la mejor defensa del litoral marítimo de un país con mucho territorio costero.

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Los ejércitos en la historia.
La existencia de un ejército es una de las primeras manifestaciones de que ya es posible una división social del trabajo gracias a un pequeño excedente de la riqueza social.
Ahora bien lo reducido de esta riqueza convierte al ejército en un medio esencial para ampliar el excedente. Cómo una muestra, la conquista de nuevas tierras, el saqueo generalizado y la esclavitud para los vencidos, lo que explica la extrema crueldad de esas miles de guerras anti-guas en la historia del hombre.
La función básica que desempeña el ejército hace que sus jefes sean, o bien un estamento o casta del grupo que dirige el Estado o bien la simple organización militar de este propio grupo.
En algún caso, como en la Roma imperial, se da una combinación habitual desde el siglo XVII de súbditos libres, propietarios o nobles y mercenarios extranjeros, como corresponde a una labor colonizadora más estable y compleja que el simple saqueo. Además Roma introdujo con todo ello un modelo de especialización militar que se reproducirá en todas las etapas históricas posteriores:
Tropas mercenarias que a menudo son extranjeras para las tareas de expansión exterior y de represión interna.
Reclutamiento general de súbditos para la defensa del propio territorio ante un enemigo exterior.
Según la época, la remuneración del ejército toma una forma u otra:
Soldada.
Propiedad de tierras.
Derecho al saqueo y a esclavos.
En cuanto a la organización militar, reaparece la distinción entre dos armas del ejército la infantería y la caballería, y se manifiesta la importancia de la marina en los distintos combates navales.
Mientras los imperios del próximo oriente desarrollaron ampliamente el potencial de la caballería, griegos y romanos tuvieron su punto fuerte en la infantería pesada, además el armamento empleado por aquellos imperios prácticamente ya no variaría hasta la generalización del uso de la pólvora a partir del Renacimiento.
Como en el resto de las actividades sociales, en la guerra se rendía culto a dioses específicos.
Los pueblos sometidos y algunos grupos de esclavos se sublevaron contra los grandes imperios, pero fueron vencidos no sólo por razones militares, sino porque todos solían basarse en concepciones y organizaciones sociales más primitivas que las de sus dominadores.
En nuestra era moderna, la guerra se aproxima más al genocidio masivo, que a la necesaria defensa de cualquier territorio por muy necesario que ello sea para un pueblo.
Las armas de destrucción masiva que se emplean actualmente en todos los conflictos internacionales son más dañinas y perniciosas para la población civil que las dictaduras que pretenden destruir.
Los EE. UU. las han empleado sin recato en los miles de conflictos donde han intervenido y han masacrado sin compasión a la población civil del Japón con bombas atómicas.
Fueron lanzadas sin piedad sobre la población dos bombas, una en Hiroshima y otra en Nagasaki.

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La Guerra de los cien Años.
Así se denomina a los conflictos que enfrentaron a Francia e Inglaterra entre los siglos XIV al XV, y que tuvieron enorme repercusión en otras naciones europeas, especialmente en Castilla y en Flandes.
Los objetivos de esa lucha fueron variando durante su transcurso, aunque de hecho se tratara más bien de la sucesión de continuadas campañas que de un conflicto sucesorio. Si bien su inicio radicó en una simple disputa entre el rey francés y el inglés por los feudos que éste poseía en Francia de los que el monarca francés deseaba apoderarse.
A la muerte sin sucesión masculina de Carlos IV, los sucesivos reyes ingleses arguyendo derechos sucesorios iniciaron la conquista de Francia.
Influyeron también motivos tales como los asuntos de los Países Bajos, porque la lana inglesa que era la principal riqueza del país proveía ha la industria belga, por lo que Flandes que era un vasallo feudal francés se hallaba bajo dependencia económica de su abastecedor inglés, el cual trató de separar esta zona de la influencia francesa haciendo de Flandes una potencia aliada.
También entró en juego la lucha por la hegemonía en los mares:
Flandes y Guyana dominaban las rutas marítimas y comerciales del noroeste de Europa.
Inglaterra unida y con un disciplinado y moderno ejército, se enfrentaba a una Francia caracterizada por su debilidad y por un ejército de tipo feudal. El conflicto se inició con una tentativa fracasada de invasión de Francia por parte del rey Eduardo III de Inglaterra, y ese enconado conflicto poseyó dos grandes períodos de lucha, entre los se estableció una pausa a finales del siglo XIV y a principios del siglo XV.
En el transcurso del siglo XIV, el ejercito Ingles logró alcanzar alguna victoria, como fueron las de Crécy y la de Poitiers.
Los éxitos ingleses de esta fase culminaron en la firma del Tratado de Brétigny.
La segunda fase suponía oficialmente extinguidas las hostilidades entre ambos países, de forma que ambos se enfrentaron por causa de los asuntos del reino de Castilla.
Se inició por las pretensiones del rey ingles a la corona de Francia, cuando Enrique V organizó una expedición de varios millares de hombres y otra más ambiciosa aún.
Inglaterra es la que resultó vencedora tras firmar el tratado de Troyes.
Se intentó infructuosamente llegar a una paz duradera en la asamblea de Arras, en las conversaciones de Gravelinas y en la conversación de Tours. Así que una vez iniciada la última etapa del conflicto los franceses consiguieron echar al invasor Ingles.
Con la llamada capitulación de Normandía durante la batalla de Castillón y la posterior rendición inglesa en Gascuña se consiguió poner punto y final ha la llamada guerra de los cien años.

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Los ejércitos feudales.
La columna vertebral de un ejército feudal son los caballeros que a su vez también lo son del sistema feudal.
A diferencia del caso anterior no existe una centralización militar permanente pues la relación de vasallaje feudal impone dependencias múltiples por debajo o por encima de cualquier estado con los emperadores, los nobles de menor rango, o con el Papa.
De ahí que apareciesen conflictos bélicos de muy distinta naturaleza y amplio ámbito, cómo fueron las cruzadas a tierra santa o contra estados feudales herejes.
Como las guerras entre Estados, en que caballeros de un lado combatían junto con caballeros del otro. Como las guerras privadas entre los nobles o entre los bandos de la nobleza y del soberano, o con los levantamientos campesinos entrecruzados con los conflictos anteriores.
La sustitución de los antiguos dioses por el único dios cristiano fue lo que introdujo un principio de reglamentación y de restricción de la barbarie en la guerra con la llamada tregua de dios.
Las mesnadas de los nobles o sea una organización militar centrada en la caballería pesada acompañada por peones, fue la forma preponderante bajo el feudalismo, del mismo modo que lo fue la concepción estratégica reducida a menudo a una simple batalla.
De todos modos la organización militar fue dual en algunos estados, con el reclutamiento de merce-narios para formar tropas especiales de infantería, como por ejemplo la guardia Suiza del Papa o los almogávares.

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La toma de la Bastilla.
Fue sin duda el episodio más emblemático de toda la Revolución francesa.
Ante la concentración de tropas alrededor de París y Versalles y la destitución del ministro Necker, el día 14 de julio del año 1789, un gran número de personas pertenecientes a las clases populares, y dirigidas entre otros por Camille Desmoulins, se encaminaron a la Bastilla, en la que se encontraban encarceladas sólo siete personas, para reclamar las armas y las municiones que en ella se almacenaban.
Enardecidos ante la negativa del gobernador de ésta el marqués de Launay que fue quien mandó disparar contra los insurrectos, los manifestantes asaltaron con éxito la fortaleza y la destruyeron.
La toma de la Bastilla se considera el primer acto de fuerza verdaderamente revolucionario, más por lo que simbolizaba la fortaleza que por la impor-tancia objetiva de la acción en el desarrollo poste-rior de los acontecimientos.
La revolución de las masas hambrientas francesas contra la tiranía absolutista de la monarquía fue un período de la historia humana en el cual se produjo una rebelión revolucionaria que puso fin al antiguo régimen totalitarista y abusivo de la caduca monar-quía francesa
La etapa preliminar fue la revuelta de los llamados privilegiados, que tuvo lugar cuando los ministros de la monarquía intentaron resolver la crisis eco-nómica suprimiendo los privilegios fiscales.
La asamblea de notables y los parlamentos se ne-garon a secundar las reformas e impusieron la con-vocatoria de los estados generales, que se reunieron en Versalles el día 5 de mayo del año 1789.
El tercer estado exigió deliberar en común con los otros estados y se constituyó en asamblea nacional para jurar no separarse hasta dotar ha Francia de la constitución que necesitaba.
Los rumores sobre la intención del rey de disolver la asamblea, provocaron el asalto y la destrucción de la bastilla, cárcel del estado y símbolo del poder represor de la monarquía.
Mientras tanto la asamblea continuó con su labor:
Se suprimieron los derechos feudales.
Se decretó la venta de los bienes eclesiásticos.
Se estableció la constitución civil del clero.
Se promulgó una declaración de los derechos del hombre y del ciudadano.
El rey que era contrario a estos avances revolucio-narios, intentó huir al extranjero, pero fue detenido el 21 de junio del año 1791 en Varennes.
Fue votada una constitución el día 3 de septiembre de carácter liberal, burguesa y monárquica. Y fue cuando la asamblea constituyente cedió el paso a la asamblea legislativa.
Las derrotas de las tropas francesas contra Austria y Prusia provocaron en el país una radicalización revolucionaria.
Los altercados populares del 10 de agosto de 1792 significaron una segunda revolución de un carácter decididamente democrático y popular, que fue im-pulsada por los jacobinos.
Detenida al fin la invasión prusiana, fue abolida la monarquía y proclamada la república, y entonces la asamblea legislativa dio el paso a la convención nacional.
Luis XVI fue ejecutado el día 21 de enero del año 1793.
La insurrección de la Vendeé y la guerra exterior mostraron la incapacidad de los girondinos para hacerse con la situación.
Éstos por su ineficacia fueron suplantados en el poder por los jacobinos dirigidos por Danton, por Robespierre y por Marat.
Se proclamó la constitución del año I.
Robespierre tras asesinar a Marat y desplazar a Danton inició la política del terror.
La presión de la burguesía, opuesta a la política económica y social de Robespierre, desembocó en un golpe de estado que provocó su caída y su posterior ejecución el día 27 de julio del año 1794.
La que fue llamada reacción termidoriana, fue la que desmanteló la obra de los jacobinos y supuso la recuperación del control del proceso revolucio-nario por parte de la burguesía.
Ante los reveses sufridos en la guerra y los motines de la población, el 22 de agosto de 1795 la convención votó una nueva constitución en la que el poder ejecutivo se confiaba a un directorio de cinco miembros y el legislativo al consejo de los ancianos y al de los quinientos.
En el directorio fueron los moderados los que ejercieron el poder.
Se sucedieron entonces una serie de victorias exteriores de los ejércitos franceses, mientras algunos países empezaron a aceptar las nuevas ideas.
Las victorias militares dieron fuerza y prestigio a Napoleón Bonaparte, que con la ayuda de Sièyes y otros miembros del directorio dio el golpe de estado del 18 brumario que supuso el fin del proceso revolucionario y fue el inicio de una nueva etapa, llamada Consulado.
Con la III República declarada en el año 1880, el día 14 de julio fue proclamado fiesta nacional en Francia.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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La Comuna de París.
Fue un gobierno revolucionario que se implantó en París.
Sus motivaciones fueron múltiples:
Sociales.
Por la impresión general y popular de haber sido traicionados.
Económicas.
Por la supresión de sueldos de la guardia nacional y el paro, así como la suspensión de la moratoria sobre alquileres y por los efectos comerciales.
Políticas.
Por la oposición que tenía el pueblo a la asamblea conservadora y por la defensa de todas las libertades comunales frente a un ... (ver texto completo)