Milord informa.
ACLARACIÓN.
Alguien dijo: este mundo es un teatro, y tenía razón. Cuando leemos una comedia, en algún momento por exigencias del guión uno de los actores tiene que salir de la escena, es entonces cuando el autor escribe entre paréntesis (sale haciendo mutis por el foro), pero esto no quiere decir que el personaje se valla definitivamente de la obra en representación, si no que es susceptible y más que probable que vuelva a la escena en cualquier acto siguiente.
Siento la errónea interpretación que se da a mis escrito por algunas bien intencionadas personas porque yo no dije en ningún momento que me iba del foro para siempre y que no volvería a escribir más en el, dije (nunca mejor dicho)” hago mutis de este foro”. Pero yo no puedo dejaros en estos días con algo amargo en vuestra boca, porque son días de solidaridad y que debieran ser para todos, y ahora mismo me recuerda la celebre frase de un rey francés que dijo:” Paris bien vale una misa”, pues en mi caso “Paris sois vosotros “mis amigos, la misa los otros.
Gracias y no os preocupéis, pero si diré que es necesario hacer una revolución en contra de quien promete “cumplir y hacer cumplir la Constitución “ y después se salta las leyes a la torera en mira (muchas veces de unos intereses creados). Tengo argumentos legales y personas que me defenderán si llegara el caso ¡ah! Y también la “olla” cerca de mi por si la tengo que poner otra vez en el fuego.
Ahora como acostumbro una pequeña crónica de nuestro pueblo.
Es invierno. Las tejas árabes blanquean de escarcha en un amanecer frío que no hace mucho anunciaron los gallos. Los mayores han madrugado y encendido el fuego bajo la amplia campana de la chimenea. Los leños crepitan con alegría, ya hay brasas. Ponen las trébedes con la sartén al fuego, una sartén de rabo superlativamente largo para no quemarse, y empiezan a hacer las migas. Las migas las rebanó la abuela sentada al amor de la lumbre, sentada en la tarima; luego las roció con agua y sal y las dejo reposar hasta la mañana siguiente.
De pronto se oye el sonido de una caracola. Es un sonido penetrante. Es el porquero que avisa al vecindario para que saquen los cerdos de sus zahúrdas para formar la piara.
El padre saca a la calle el cerdo, verraco totémico de los Iberos; que se une a la cohorte de animales al ruido ancestral de gruñidos y caracola. El porquero, cual flautista de Hamelín, continúa dirigiendo la esperpéntica procesión hasta haber recogido todos los cerdos del pueblo.
Mientras tanto se han terminado de hacer las suculentas migas que servirán de desayuno. Ya se levantaron los pequeños y la familia reunida se dispone a comerlas acompañándolas de aceitunas, torreznos. Sardinas asadas, melón, con leche (migas cana), embutidos.... Y es que las migas son el comodín que acompañan cualquier otro mantenimiento de que se disponga. Es un desayuno explosivo, una bomba de calorías que no todos los estómagos soportan indemnes, pero se requiere un desayuno fuerte para soportar el frío de estos días invernales.
Con autorización de Francisco Herrero Capilla. (Orellanense también)
Desde nuestro pueblo. Víctor Sanz.
ACLARACIÓN.
Alguien dijo: este mundo es un teatro, y tenía razón. Cuando leemos una comedia, en algún momento por exigencias del guión uno de los actores tiene que salir de la escena, es entonces cuando el autor escribe entre paréntesis (sale haciendo mutis por el foro), pero esto no quiere decir que el personaje se valla definitivamente de la obra en representación, si no que es susceptible y más que probable que vuelva a la escena en cualquier acto siguiente.
Siento la errónea interpretación que se da a mis escrito por algunas bien intencionadas personas porque yo no dije en ningún momento que me iba del foro para siempre y que no volvería a escribir más en el, dije (nunca mejor dicho)” hago mutis de este foro”. Pero yo no puedo dejaros en estos días con algo amargo en vuestra boca, porque son días de solidaridad y que debieran ser para todos, y ahora mismo me recuerda la celebre frase de un rey francés que dijo:” Paris bien vale una misa”, pues en mi caso “Paris sois vosotros “mis amigos, la misa los otros.
Gracias y no os preocupéis, pero si diré que es necesario hacer una revolución en contra de quien promete “cumplir y hacer cumplir la Constitución “ y después se salta las leyes a la torera en mira (muchas veces de unos intereses creados). Tengo argumentos legales y personas que me defenderán si llegara el caso ¡ah! Y también la “olla” cerca de mi por si la tengo que poner otra vez en el fuego.
Ahora como acostumbro una pequeña crónica de nuestro pueblo.
Es invierno. Las tejas árabes blanquean de escarcha en un amanecer frío que no hace mucho anunciaron los gallos. Los mayores han madrugado y encendido el fuego bajo la amplia campana de la chimenea. Los leños crepitan con alegría, ya hay brasas. Ponen las trébedes con la sartén al fuego, una sartén de rabo superlativamente largo para no quemarse, y empiezan a hacer las migas. Las migas las rebanó la abuela sentada al amor de la lumbre, sentada en la tarima; luego las roció con agua y sal y las dejo reposar hasta la mañana siguiente.
De pronto se oye el sonido de una caracola. Es un sonido penetrante. Es el porquero que avisa al vecindario para que saquen los cerdos de sus zahúrdas para formar la piara.
El padre saca a la calle el cerdo, verraco totémico de los Iberos; que se une a la cohorte de animales al ruido ancestral de gruñidos y caracola. El porquero, cual flautista de Hamelín, continúa dirigiendo la esperpéntica procesión hasta haber recogido todos los cerdos del pueblo.
Mientras tanto se han terminado de hacer las suculentas migas que servirán de desayuno. Ya se levantaron los pequeños y la familia reunida se dispone a comerlas acompañándolas de aceitunas, torreznos. Sardinas asadas, melón, con leche (migas cana), embutidos.... Y es que las migas son el comodín que acompañan cualquier otro mantenimiento de que se disponga. Es un desayuno explosivo, una bomba de calorías que no todos los estómagos soportan indemnes, pero se requiere un desayuno fuerte para soportar el frío de estos días invernales.
Con autorización de Francisco Herrero Capilla. (Orellanense también)
Desde nuestro pueblo. Víctor Sanz.