Un amigo singular, que se llama
Víctor Juan. Y te digo singular,
porque como el no hay otro.
Es un poco sabihondo, pero sabe de
verdad. Sabe de todas las cosas, y
de astronomía más. Es pequeño, no
es muy grande, es amigo de verdad,
bondadoso, buena gente, es
bohemio, y se llama Vítor Juan. Le
conozco hace tiempo, por él los días
no pasan, todavía muy fácilmente, le
puedes ver en comparsas. Pero
vamos a lo bueno, fotógrafo es de
verdad, escribe libros, lee cuentos,
las cartas, el presente y el más allá.
Todo el pueblo lo conoce, por su
forma de actuar. Músico no fue
nunca, instrumento ha de tocar,
toca bien el acordeón, los platillos y
demás. Ya os decía al principio, que
era un hombre singular, se levanta
muy temprano, por los campos le
verás. Por el pueblo, por las calles,
con su perra Pina va. Todo el mundo
lo conoce, pues el no deja de andar,
este hombre que no es alto, es un
hombre de verdad. Culto es, porque
se ve, se palpa hasta en su hablar,
aficionado a lo antiguo, no deja de
rebuscar, por cerros y ruinas viejas
de casas deteriora’. Se ha
encontrado varias cosas, que en el
museo expondrá, cuando Orellana lo
tenga, embajador de él será.
Me despido de este amigo, como os
dije, singular, un abrazo para este
hombre, le llamaban majestad.
(Milord).
Víctor Juan. Y te digo singular,
porque como el no hay otro.
Es un poco sabihondo, pero sabe de
verdad. Sabe de todas las cosas, y
de astronomía más. Es pequeño, no
es muy grande, es amigo de verdad,
bondadoso, buena gente, es
bohemio, y se llama Vítor Juan. Le
conozco hace tiempo, por él los días
no pasan, todavía muy fácilmente, le
puedes ver en comparsas. Pero
vamos a lo bueno, fotógrafo es de
verdad, escribe libros, lee cuentos,
las cartas, el presente y el más allá.
Todo el pueblo lo conoce, por su
forma de actuar. Músico no fue
nunca, instrumento ha de tocar,
toca bien el acordeón, los platillos y
demás. Ya os decía al principio, que
era un hombre singular, se levanta
muy temprano, por los campos le
verás. Por el pueblo, por las calles,
con su perra Pina va. Todo el mundo
lo conoce, pues el no deja de andar,
este hombre que no es alto, es un
hombre de verdad. Culto es, porque
se ve, se palpa hasta en su hablar,
aficionado a lo antiguo, no deja de
rebuscar, por cerros y ruinas viejas
de casas deteriora’. Se ha
encontrado varias cosas, que en el
museo expondrá, cuando Orellana lo
tenga, embajador de él será.
Me despido de este amigo, como os
dije, singular, un abrazo para este
hombre, le llamaban majestad.
(Milord).
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