Milord informa
Crónica Orellanense, noviembre 2011.
Unos días tranquilos y apacibles, cual corresponde al dulce y melancólico otoño.
El agua que hacía falta a los labradores para realizar las siembras a su gusto, cayó por fin, después, un tiempo hermoso de otoño templado y benigno, les ha dejado sembrar y esto hace que lo que está sembrado, adelante. Un tiempo para los labradores que ni a pedir de boca. Tampoco es malo si no bueno para los paseantes, que pueden esparcir el ánimo por esas carreteras, y para la gente joven, que continua disfrutando de noches tibias y de días apacibles. Y es que nuestra adorable juventud se aprovecha bien de estos días templados. Durante la noche, pasean, recreando su espíritu, se enjuagan la garganta con cualquier mejunje gaseoso mezclado con una buena dosis alcohólica y consumiendo algunos euros en chucherías, se sienten felices y satisfechos.
Por Santa Catalina mata tu cochina, reza un dicho en Orellana así que como ha refrescado algo, pronto comenzará la degollación de cerdos, y los infelices irán cayendo lanzando horribles gruñidos de dolor y de desesperación. Así es la vida, unos tienen que morir para que otros vivan.
El emparrillado de San Lorenzo sigue su marcha y ya están muy adelantadas las obras, según me contaron mis informadores pronto comenzará la construcción para la instalación de la gran caldera de Pedro Botero que será la que se encargue de distribuir el grandísimo chorro de vapor sobrante, sea donde sea. El caso es que de los quinientos –o más- puestos de trabajo que decían se crearían para la población en Orellana, los Orellanenses lo están percibiendo como “cagajón por chorrero” y es que el que tiene la suerte de ser contratado, solo lo es por el irrisorio tiempo de unos meses. Parece ser que son los Coroneles los que allí cortan el bacalao.
¡Bueno, bueno! Hace tiempo que no doy un toque a nuestros ediles, espero que no se hayan dormido en los rastrojos este largo verano, porque no sé el tiempo que hace que no veo un remiendo, y no será porque no tenemos calles que no lo necesiten y mucho, algunas de ellas de importancia, porque hay cada baches, que llenos de calderilla, habría dinero suficiente para concluir y acabar las aceras de la calle Iglesia que deben importar un buen pico. ¿Será por esto que todavía están sin terminar?, merecían nuestros administradores de que el hecho de esta demora, se pusiera en conocimiento del jefe de… los conservadores, para que diera a nuestro Ayuntamiento una buena subvención que harto lo necesita. Que ya se encargarán de gastarlo quien sea, sí señor.
Mientras el sol, con su arrogante hermosura, camina de oriente al ocaso y cuando agoniza la tarde, ésta al morir, le da un beso de luz a la noche.
El pálido amarillo del pasto de la campiña (igual que el renacer del ave Fénix) está muriendo, dando paso a un delicado color verde, fruto del nacimiento de las primeras hierbas que gracias a las tardías lluvias otoñales, están comenzando a emerger, pronto miríadas de florecillas silvestres comenzarán a poblar el campo. Las retamas y los tomillos de los cerros se llenarán de flores amarillas y blancas como la nieve, y no habrá mata de retama o tomillo en Extremadura donde un pajarillo no entone un cántico de amor, gratitud y alabanza.
Desde Orellana La Vieja. Víctor Sanz.
Crónica Orellanense, noviembre 2011.
Unos días tranquilos y apacibles, cual corresponde al dulce y melancólico otoño.
El agua que hacía falta a los labradores para realizar las siembras a su gusto, cayó por fin, después, un tiempo hermoso de otoño templado y benigno, les ha dejado sembrar y esto hace que lo que está sembrado, adelante. Un tiempo para los labradores que ni a pedir de boca. Tampoco es malo si no bueno para los paseantes, que pueden esparcir el ánimo por esas carreteras, y para la gente joven, que continua disfrutando de noches tibias y de días apacibles. Y es que nuestra adorable juventud se aprovecha bien de estos días templados. Durante la noche, pasean, recreando su espíritu, se enjuagan la garganta con cualquier mejunje gaseoso mezclado con una buena dosis alcohólica y consumiendo algunos euros en chucherías, se sienten felices y satisfechos.
Por Santa Catalina mata tu cochina, reza un dicho en Orellana así que como ha refrescado algo, pronto comenzará la degollación de cerdos, y los infelices irán cayendo lanzando horribles gruñidos de dolor y de desesperación. Así es la vida, unos tienen que morir para que otros vivan.
El emparrillado de San Lorenzo sigue su marcha y ya están muy adelantadas las obras, según me contaron mis informadores pronto comenzará la construcción para la instalación de la gran caldera de Pedro Botero que será la que se encargue de distribuir el grandísimo chorro de vapor sobrante, sea donde sea. El caso es que de los quinientos –o más- puestos de trabajo que decían se crearían para la población en Orellana, los Orellanenses lo están percibiendo como “cagajón por chorrero” y es que el que tiene la suerte de ser contratado, solo lo es por el irrisorio tiempo de unos meses. Parece ser que son los Coroneles los que allí cortan el bacalao.
¡Bueno, bueno! Hace tiempo que no doy un toque a nuestros ediles, espero que no se hayan dormido en los rastrojos este largo verano, porque no sé el tiempo que hace que no veo un remiendo, y no será porque no tenemos calles que no lo necesiten y mucho, algunas de ellas de importancia, porque hay cada baches, que llenos de calderilla, habría dinero suficiente para concluir y acabar las aceras de la calle Iglesia que deben importar un buen pico. ¿Será por esto que todavía están sin terminar?, merecían nuestros administradores de que el hecho de esta demora, se pusiera en conocimiento del jefe de… los conservadores, para que diera a nuestro Ayuntamiento una buena subvención que harto lo necesita. Que ya se encargarán de gastarlo quien sea, sí señor.
Mientras el sol, con su arrogante hermosura, camina de oriente al ocaso y cuando agoniza la tarde, ésta al morir, le da un beso de luz a la noche.
El pálido amarillo del pasto de la campiña (igual que el renacer del ave Fénix) está muriendo, dando paso a un delicado color verde, fruto del nacimiento de las primeras hierbas que gracias a las tardías lluvias otoñales, están comenzando a emerger, pronto miríadas de florecillas silvestres comenzarán a poblar el campo. Las retamas y los tomillos de los cerros se llenarán de flores amarillas y blancas como la nieve, y no habrá mata de retama o tomillo en Extremadura donde un pajarillo no entone un cántico de amor, gratitud y alabanza.
Desde Orellana La Vieja. Víctor Sanz.