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ORELLANA LA VIEJA: eEL BARBO...

eEL BARBO
El barbo comizo, nuestro barbo, se comporta como un verdadero depredador por su fuerza, lucha, resistencia y potencia. Prefiere los ríos lentos y profundos, pero además, la vida en los embalses no les parece nada mal y están perfectamente adaptados a ellos: en el pantano de La Serena, Alcántara, Valdecaña y Orellana podemos pasar unas buenas jornadas de pesca con nuestros barbos.
El barbo comizo es la estrella de todos los barbos, puede llegar a rondar el peso de quince kilos. Los barbos comen de todo, pero como manjar favorito prefieren el alimento animal pues se han convertido en cazadores de peces, ranas, cangrejos e incluso crías de pájaros que ahora también se utilizan como señuelos artificiales.
Encontrarlos no es fácil, pero si se puede dar con ellos tanto en las profundidades como en las orillas de los pantanos. En la orilla es una pesca divertida hay que lanzar el señuelo cerca del barbo y...! ojo! cerca pero no encima yo diría según la trayectoria que lleve el pez un poco por delante. Es muy importante llevar unas gafas polarizadas para ver bien ya que, impiden el reflejo del sol en el agua. Hay que estar en contacto siempre con pez- señuelo, además de estar muy alerta para que no nos vea, cualquier sombra o movimiento nos puede chafar la picada de los mismos.
Este tipo Ciprínido es muy listo y si nos ve lo más probable es que se pase delante de nosotros y no entre al engaño.
Los señuelos que más nos harán de disfrutar serán de superficie (poppers, paseantes, hélices...)
Todos sabemos que la caída de cualquier señuelo de estos atrae al barbo que por su instinto cazador irá en su búsqueda. Bien puede atacar en el instante de su caída o bien al dar carrete y mover con engaño el artificial.
El barbo al clavarse tiene una reacción bastante brusca, es muy potente en su intento de fuga. Sobre todos cuando se trata de ejemplares de cinco kilos en adelante ya que en sus primeros envites pueden alcanzar unas velocidades vertiginosas, de ahí de llevar siempre un buen equipo de caña carrete.
RECUERDO
Hace como unos treinta y dos años pescábamos grandes barbos en el cuenco del pantano de Puerto Peña que es la cola del pantano de Orellana. Los pescábamos en la corriente, era una lucha bonita hombre pez, estos barbos estaban robustos y fuertes de nadar contra corriente, digo contra corriente porque cuando daban larga a los tubos de fondo del pantano de Puerto Peña, a la corriente del rio los barbos subían a lavarse, oxigenarse y a comer los bichos que pudieran estar en el agua.
Los pescábamos desde una taguía de cemento que hay en el mismo cuenco lo cual para pasar a ella teníamos que usar una pequeña barca que hicimos de bidones. Los pescábamos con tierra de grea a la cual envolvíamos angostos y hacíamos bolas como de media naranja y las tirábamos a la corriente de tal manera que cuando el agua topaba con la taguía el remanso que formaba el agua era donde teníamos todas la picadas. Estuvimos muchos años yendo todos los fines de semana hasta hace unos quince años que nos prohibieron el pescar desde la taguía. Allí teníamos hecho un chozo de neas para soportar el calor de aquellas tardes de verano. Recuerdo que un día Nicasio Coraza cogió un barbo de trece kilos y medio, eran barbos muy grandes oscilaban entre cuatro y ocho kilos, pero esto se acabo, ahora si queréis ir de barbo hay que ir a la presa de la serena y cogerlos con muchas ganas de comer.