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ORELLANA LA VIEJA: Victor, eres un genio, preciosa la historia o leyenda...

Milord informa. "final del "Collar de Charneca"
Aquella noche Juanito no podía dormir, el sueño que le hubiera hecho tanto bien no llegaba, dormir era olvidar y olvidar, aunque sólo fuera unos minutos, le habría producido un descanso bienhechor, la noche se le estaba haciendo interminable y al amanecer, rendido por el cansancio, se quedó dormido, aunque su sueño fue corto y turbado por una benévola y bonita pesadilla.
Permanecía en la inconciencia que proporcionó un ligero descanso a su cerebro; soñaba ver entre brumas blaquiazules a un caballo tordo al que la lejanía hacía parecer blanco, pero fue una visión vaga, apenas entrevista, como si un jirón de la niebla se hubiese agitado al impulso del viento, luego se extinguió por breves instantes, de súbito apareció de nuevo, pero ahora se veía venir hacia el caballo una especie de blanca figura humana, que vestía a semejanza de los Ángeles con una túnica o hábito blanco sin movimiento, sí, quizás fuera un Ángel, no podía ser menos. Lentamente, como flotando, se dirigía hacia el caballo, convirtiéndose algunas veces en una tenue y difusa mancha blanca que asió al animal por un especie de collar verde que llevaba puesto, y comenzó a avanzar en la dirección donde se encontraba el dormido muchacho. Caballo y visión se detuvieron tan cerca que a Juanito le pareció tan real que creía poder sentir el soplo del aliento del caballo.
Una de las frágiles manos del Ángel se apoyó en las del dormido niño en ademán de tácita amistad, después el Ángel vestido de blanco le pidió que siempre que contemplara las estrellas, se acordara de él y, dicho esto, la Angélica visión y el caballo empezaron a disolverse en la bruma azulada que los había traído.

Los antiguos Dioses quisieron que el caballo, el Ángel y el collar de charneca permanecieran entre las estrellas en reconocimiento a su bienhechora obra; en los meses primaverales pueden verse, desde la tierra, el Ángel en la constelación de Virgo, el caballo en la del alado Pegaso, y el collar de “Charneca” muy cerca del ecuador galáctico, en la Corona Boreal. En Orellana se le llamó a esta constelación el Collar de Charneca y también La rueda de Santa Catalina, Corona Borealis para los astrónomos y científicos. Es una preciosa constelación que brilla de mayo a julio y fácil de identificar por su forma de corona o de collar, su estrella Alfa tiene por nombre Alphecca, fácilmente confundible con “Charneca”

Sé que nadie tomará en serio un relato de tal naturaleza, porque el caballo y el Ángel existieron sólo para el, que los había visto, para los demás sólo será una leyenda.
Y es que: La “Charneca” no arde ni verde ni seca.

Mientras él Guadiana, nuestro tocayo, que por algo se llama nuestro pueblo Orellana como él, sigue su camino por lo hondo de los barrancos y a lo largo de los campos, el río espejea unas veces con blanda serenidad y otras ruge y se encrespa rasgando el azul de su corriente contra el filo de las ennegrecidas rocas grises y afiladas, cercándolas de andaríos y rabiones (rabiones, tramos fluviales poco profundos). El Guadiana es un río de belleza y poesía, hinchado de un azul claro y sedoso, de claro turquesa cuando fluye, de azul cobalto si descansa en sus quietas tablas, pero preso de enormes hendiduras por causa de los barrancos que le aprietan y que suspenden sobre él colgajos de aovas y líquenes; río que a trecho se hunde allá abajo, desbordándose, inflamándose, poniendo en cada roce de sus aguas un estallido y en cada gota un estrépito, azotando los muros pedregosos de los barrancos con brazos de agua espumosa, a trecho baja la voz de su fuerza, calma su furia, tendiéndose más ancho e intensificando su azul, lo que le hace parecer una gema del cielo engastada en el verde esmeralda de sus orillas.

En memoria a mi amigo P. Vargas Silva. El gitanillo que me salvo la vida.

Víctor Sanz 2008

Victor, eres un genio, preciosa la historia o leyenda del collar de charnerca,, a ver ese libro que tienes pensado cuando sale que nos deleitemos con sus Historias o leyendas que pudieron haber pasado hace mucho tiempo.

Un abrazo.