Hace muchos, muchos años, conocí un gran pescador,
Orientado hacia el saliente, cebaba y cebaba con habas cocidas el puesto del pesquis
Don de se sentaba con su vieja silla, haber qué tal se daba la gran carpa,
Muchos días de calor, he visto a este señor, bajo las varillas de su viejo paraguas soportando,
El sol y la calima que en verano desprende el agua del pantano.
Varias carpas le vi sacar, era una afición más. El caso es que casi todos los mozalingones,
Pasábamos las horas boquiabiertos oyendo las tertulias de este señor, indiferente, sencillo y muy amigo de enseñar los truquillos de esa afición que tan buenos ratos nos hizo de pasar.
Fue pasando el tiempo y este buen señor ya era mi amigo.
Conversamos varias veces y discrepamos las maneras de pescar de cada uno,
Bondadoso, nostálgico pescador recordando aquellos días que en Maiserrana pasaba con sus cañas a orillas del Guadiana.
Hoy le recuerdo mayor con el bigote amarillo, sus ojos bien escondidos,
Mirándome con tesón.
Nunca le hoy discrepar por ideas ni cosas feas y no es que le quiera alabar.
Entre poleos y cigarros yerba buena y limón en la terraza del Burgo le veía muchos días todo hecho un campeón.
Me gustaba conversar a la vez que disfrutaba del humo de su tabaco, que como de una chimenea salía de la raíz de una de las muchas cañas de bambú que cogía de su corral.
Orgulloso se sentaba cruzando sus dos rodillas,
Orgulloso estaba yo de tener a ese amigo aun que fuera más mayor. A MI AMIGO BIGOTE.
Orientado hacia el saliente, cebaba y cebaba con habas cocidas el puesto del pesquis
Don de se sentaba con su vieja silla, haber qué tal se daba la gran carpa,
Muchos días de calor, he visto a este señor, bajo las varillas de su viejo paraguas soportando,
El sol y la calima que en verano desprende el agua del pantano.
Varias carpas le vi sacar, era una afición más. El caso es que casi todos los mozalingones,
Pasábamos las horas boquiabiertos oyendo las tertulias de este señor, indiferente, sencillo y muy amigo de enseñar los truquillos de esa afición que tan buenos ratos nos hizo de pasar.
Fue pasando el tiempo y este buen señor ya era mi amigo.
Conversamos varias veces y discrepamos las maneras de pescar de cada uno,
Bondadoso, nostálgico pescador recordando aquellos días que en Maiserrana pasaba con sus cañas a orillas del Guadiana.
Hoy le recuerdo mayor con el bigote amarillo, sus ojos bien escondidos,
Mirándome con tesón.
Nunca le hoy discrepar por ideas ni cosas feas y no es que le quiera alabar.
Entre poleos y cigarros yerba buena y limón en la terraza del Burgo le veía muchos días todo hecho un campeón.
Me gustaba conversar a la vez que disfrutaba del humo de su tabaco, que como de una chimenea salía de la raíz de una de las muchas cañas de bambú que cogía de su corral.
Orgulloso se sentaba cruzando sus dos rodillas,
Orgulloso estaba yo de tener a ese amigo aun que fuera más mayor. A MI AMIGO BIGOTE.
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