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ORELLANA LA VIEJA: ¿Cambiar...?...

¿Cambiar...?

Sé que los tiempos han cambiado

y anda el orbe alborotado;

yo sigo siempre en mis trece,

aunque el mundo viva airado.

Cada cual es como es;

no cambié en mi niñez,

tampoco en mi adolescencia

y menos en mi vejez,

yo siempre echo la cuenta,

por pura regla de tres.

Y quien me conoce bien,

sabe que soy de razones

y convicciones profundas,

pues aunque el mundo se hunda,

no cambio mis decisiones.

No importa el viento que corra,

yo no cambio mi camino

ni mi forma de pensar,

a mi no me amodorra

que digan que es desatino

la forma mía de actuar.

No estoy anclada al pasado,

vivo la vida moderna

con cierta naturaleza,

no soy una abandonada,

ni vivo en las cavernas,

mas no tolero bajezas.

Y da la casualidad

que los "progres" modernistas,

los incultos ilustrados,

con gran acometividad

y métodos surrealistas,

quieren borrar el pasado

y que el pasado no exista.

El pasado es la experiencia

y en ella hay sabiduría,

que es la reina de la ciencia,

no pueden por conveniencia

condenarla a la agonía,

en sacrílega sentencia.

En eso no soy indulgente,

no todos somos iguales,

cada cual en lo que cabe

debe hacer a la vida frente;

conducir naves espaciales

es un trabajo muy grave,

si el que la lleva no sabe.

Esa igualdad, ese mito,

me suena a cuento chino,

nos quieren hacer iguales;

el feo será bonito,

al tosco lo haremos fino,

y ya están las cuentas cabales,

aunque no haya dos reales.

Potenciemos lo bien hecho,

cambiemos lo que esté mal;

entonces bien nos irá

en este mundo maltrecho.