Toma de la Bastilla
En un día como el de hoy, pero de 1789, el pueblo de París asalta y destruye la Bastilla. Ésta, era una antigua fortaleza que Luis XIV había transformado en prisión para mantener allí, principalmente, a los culpables de “conspiración” y “subversión” (los enemigos de la monarquía). El reino que había heredado, distaba mucho de ser un país próspero a causa, en gran parte, de los gastos excesivos por la fastuosidad y el derroche, que la vida cortesana exigía. La economía de la nación descansaba sobre la opulencia en que vivían el alto clero y los cortesanos, en contraste con las severas carencias de un pueblo inmerso en la miseria, la injusticia y la arbitrariedad. Aquel día, lo que parecía imposible conquistar: una fortificación con fosos, con puentes levadizos y con una fuerte guarnición dotada de cañones, se hizo posible. Los artilleros se unieron al pueblo y abrieron fuego, logrando romper las cadenas de un puente por donde las masas populares materializaron el asalto. Tras duros combates, la Bastilla cayó en manos de los insurrectos. Se liberó a los prisioneros, se desarmó a los guardianes y se retuvo a la familia real en el palacio de las Tullerías. Era la victoria y el principio de la Gran Revolución. Después de la toma de la Bastilla, el pueblo francés siguió luchando para alcanzar la democracia y la justicia bajo el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. La toma de la fortaleza, significó el fin del poder despótico y el inicio de la Revolución Francesa. Una de las revoluciones más importantes de los tiempos modernos que sustituirá a una sociedad fundada en los privilegios por una más igualitaria. El 14 de Julio de 1789, fecha en que cayó el baluarte del absolutismo, está considerado por el pueblo francés, día de fiesta nacional.
En un día como el de hoy, pero de 1789, el pueblo de París asalta y destruye la Bastilla. Ésta, era una antigua fortaleza que Luis XIV había transformado en prisión para mantener allí, principalmente, a los culpables de “conspiración” y “subversión” (los enemigos de la monarquía). El reino que había heredado, distaba mucho de ser un país próspero a causa, en gran parte, de los gastos excesivos por la fastuosidad y el derroche, que la vida cortesana exigía. La economía de la nación descansaba sobre la opulencia en que vivían el alto clero y los cortesanos, en contraste con las severas carencias de un pueblo inmerso en la miseria, la injusticia y la arbitrariedad. Aquel día, lo que parecía imposible conquistar: una fortificación con fosos, con puentes levadizos y con una fuerte guarnición dotada de cañones, se hizo posible. Los artilleros se unieron al pueblo y abrieron fuego, logrando romper las cadenas de un puente por donde las masas populares materializaron el asalto. Tras duros combates, la Bastilla cayó en manos de los insurrectos. Se liberó a los prisioneros, se desarmó a los guardianes y se retuvo a la familia real en el palacio de las Tullerías. Era la victoria y el principio de la Gran Revolución. Después de la toma de la Bastilla, el pueblo francés siguió luchando para alcanzar la democracia y la justicia bajo el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. La toma de la fortaleza, significó el fin del poder despótico y el inicio de la Revolución Francesa. Una de las revoluciones más importantes de los tiempos modernos que sustituirá a una sociedad fundada en los privilegios por una más igualitaria. El 14 de Julio de 1789, fecha en que cayó el baluarte del absolutismo, está considerado por el pueblo francés, día de fiesta nacional.
