He oido decir que en esto dias existen divergencias en el poder judicial que se trasladan a la opinión publica dando una imagen de desconcierto y recelo en aquellos que deben vigilar la impartición de la justicia. Sin entender de estas cuestiones, pero ante la avalancha en los medios de estas informaciones, me paro a pensar en ello. Creo que una de las caracteristicas del Estado de Derecho que sirve de definición a la democracia es la separación de poderes del Estado a saber: el poder legistalivo, el ejecutivo y el judicial. El intento de dominio de uno de ellos sobre los demas desvirtuaria las bases mismas del sistema de Derecho. Hace tiempo que el Tribunal Supremo parece cuestionado y lo es principalmente por aquellos que lo han abocado a su situación actual. Para que dicho organo se viese libre de estos ataques habria que cambiar el sistema de designación de sus componentes, pues mientras rija el actual modelo siempre estará cuestionado por quienes en ese momento consideren que sus promocionados están en minoria. La situación actual se ve agrabada por la campaña de acoso y derribo a la que está siendo sometido el juez de la Audiencia Nacional por parte de quienes hace un tiempo era jaleado cuando actuaba contra sus adversarios políticos y hoy que investiga a quienes militan en sus filas hacen uso de sus representantes en el Maximo Organo para socabar la honorabilidad de dicho juez. Dado que la renovación de dicho Organo es constantemente bloqueada para que continue predominando una determinada tendencia, la suerte para este juez está echada. Al margen de cual sea el veredicto final siempre he admirado a los quijotes, pues me mueve a la simpatía quien ayer contribuyo a la caida de un Gobierno que entablo una guerra sucia con nuestra peor lacra y hoy pretende exponer a la luz pública la corrupción que ha imperado entre quienes tan bien han sabido camuflarla.