Milord informa.
NOCHE DE REYES.
Para dejar a sus anchas a la juventud y para las mías también, cuando hay alguna fiesta que yo comprenda va a ser movidita, (estas pasadas, la feria o el Cristo), me desplazo para dormir a la Tenerías, sitio si no aislado de ruidos si más apacible y tranquilo donde la soledad te invita a pensar y reflexionar sobre tiempos pasados recordando anécdotas o historias y leyendas que me contaron cuando niño. Casi siempre cuando escribo lo hago en tercera persona pero esta vez lo haré en primera, (haber que tal me sale).
Por los resquicios de mi ventana, una luz gris azulada y mortecina enviada por el plateado astro de la noche, venia a quebrarse en los pies de mi modesta cama. El suave rozar de las verdes hojas de un vetusto limonero, que se asoma a mi habitación y el imponente ronquido del aire que combate en la cima del tejado de tejas árabes de este edificio, llevaban a mi alma recuerdos infantiles, memorias de cuando era niño, y mis ojos, cansados por la fatiga del trabajo, se cerraron perezosos para dejar el campo libre a las vanas y encantadoras ilusiones de un sueño.
Vi la corte real y magnifica de tres soberanos, que vistiendo mantos de púrpura y ciñendo coronas de oro, pasaban junto a mi camita y sonreían. Buscaron mis zapatitos (puras alpargatas de lona o de goma) que yo creía eran de charol y con cariño paternal colocaron juguete, algunos caramelos y encantadores pajarillos, que revoloteaban sobre mi tierno cuerpecito. Al poco con sus lujosos mantos recamados de hermosa y rica pedrería y perfumado con los aromas de Arabia, se dispusieron a marchar, los quedaba un largo camino por recorrer y hacía bastante frío, por eso cubrían los lomos de sus camellos y brioso caballos, con preciosas mantas y con un sordo pisar de sus herraduras de plata se alejaron lentamente atravesando las solitarias calles del pueblo en el profundo silencio de una noche fría de invierno.
Para todos los amigos y foreros, Desde nuestro pueblo. Víctor Sanz.
NOCHE DE REYES.
Para dejar a sus anchas a la juventud y para las mías también, cuando hay alguna fiesta que yo comprenda va a ser movidita, (estas pasadas, la feria o el Cristo), me desplazo para dormir a la Tenerías, sitio si no aislado de ruidos si más apacible y tranquilo donde la soledad te invita a pensar y reflexionar sobre tiempos pasados recordando anécdotas o historias y leyendas que me contaron cuando niño. Casi siempre cuando escribo lo hago en tercera persona pero esta vez lo haré en primera, (haber que tal me sale).
Por los resquicios de mi ventana, una luz gris azulada y mortecina enviada por el plateado astro de la noche, venia a quebrarse en los pies de mi modesta cama. El suave rozar de las verdes hojas de un vetusto limonero, que se asoma a mi habitación y el imponente ronquido del aire que combate en la cima del tejado de tejas árabes de este edificio, llevaban a mi alma recuerdos infantiles, memorias de cuando era niño, y mis ojos, cansados por la fatiga del trabajo, se cerraron perezosos para dejar el campo libre a las vanas y encantadoras ilusiones de un sueño.
Vi la corte real y magnifica de tres soberanos, que vistiendo mantos de púrpura y ciñendo coronas de oro, pasaban junto a mi camita y sonreían. Buscaron mis zapatitos (puras alpargatas de lona o de goma) que yo creía eran de charol y con cariño paternal colocaron juguete, algunos caramelos y encantadores pajarillos, que revoloteaban sobre mi tierno cuerpecito. Al poco con sus lujosos mantos recamados de hermosa y rica pedrería y perfumado con los aromas de Arabia, se dispusieron a marchar, los quedaba un largo camino por recorrer y hacía bastante frío, por eso cubrían los lomos de sus camellos y brioso caballos, con preciosas mantas y con un sordo pisar de sus herraduras de plata se alejaron lentamente atravesando las solitarias calles del pueblo en el profundo silencio de una noche fría de invierno.
Para todos los amigos y foreros, Desde nuestro pueblo. Víctor Sanz.